lunes, 2 de julio de 2012

Pobrecitos míos...

¡Pobrecitos míos! (¡otro que cae!):


Que es un placer, bajar de Cazadores –igual que al subir- (me decían este sábado (30 de junio), que el Obispo Echaren, cuando las últimas confirmaciones –ahora las tenemos el sábado 7 de julio, alas 5 de la tarde en el mismo sitio (a las 7 de la tarde en Lomo Magullo; el Domingo día 8 de julio, a las 10 en Tecén y a las 12 en La Breña)-, sentado en la sede, y mirando hacia la puerta, viendo la montaña en flores, y cual isla flotando en el aire, dijo, aquello parecía “el cielo”;
pues, que bajo de celebrar la eucaristía, donde la enorme iglesia, se hace pequeña, porque a rebosar, repito, que bajando y porque siempre lo hago, porque sé que allí, detrás de aquellas mallas, hay unas veinte cabras (más gallinas, perros, gatos, conejos, ovejas, etc.), que me percato que han hecho una pequeña pared –pongamos que de un metro de altura, por ocho o nueve de largo (a vista desde la carretera)- y me digo a mí mismo, “¡como no  tengan permiso, la venta de todos los animales, no le da para la multa!” Pues, se trata de un pobre hombre, cargado de hijos –familia numerosísima- en la que uno de los hijos, que no llega a los 18 años, es, con la ayuda de los otros más pequeños, cuando no también el padre, que trabaja, y echa una mano, atienden a tanto bicho, que remedia y suple la crisis, con leche, estiércol, huevos, queso, carne, etc.; pues, que hasta aquí, todo normal. Pero, ayer Domingo, en Misa –hablo de La Breña- la familia casi al completo, con el padre incluido, al salir de la misma, en la puerta, entre otros cuarenta jóvenes, está mi joven pastor, -el que no llega a los 18 años- y le pregunto:

-        ¡Chacho!, ¿y lo de esa pared?

Se me queda serio y preocupado y no me dice nada; le vuelvo a preguntar:

-        ¿Ustedes han pedido permiso?

A lo que me responde que no (toda vez se trata de un arrimo, para evitar se venga abajo las chozas):

-        ¡Nooo...!

Le comento:

-        Pues, ¡a ver si escapan...!

Y me contesta (o dice):

-        ¡Ya estuvieron sacando fotos los del medio ambiente!

Ahora toca esperar la receta (y no precisamente, la del médico).

Por la tarde de ayer mismo, le contaba a mi compañero y vecino cura, de y en Fiesta patronal, lo del señor de Valsequillo, que se tiró al estanque y se quitó la vida ante la multa y sentencia de cárcel (300.000.00 euros y seis meses de prisión), dejando una niña de 3 años y otra de 12, más a su mujer viuda y con la carga de pagar con los bienes, con lo que e pueden quitar terreno, casa, coche, dineros, etc., por ensanchar un camino lleno de maleza, y toda vez que le conté lo de el covacho, lo del de la tubería, lo de la conversación por la mañana (al mediodía), me comenta:

-        Pero, ¿no hay ninguna manifestación de los afectados, que se planten delante de ese organismo, para protestar y exigir desaparezca ese acoso, ese no dejar hacer nada?

-        Y va y me pregunta:

-        ¿Y los medios?

A lo que comento:

-        ¡Lo saben porque les mando a diario estos comentarios (afines y parecidos), desde hace años; ¡y ni uno, me han publicado!, ¡ni tan solo un renglón!

A lo que me pregunta:

-        ¿Y eso?

Le digo:

-        ¡Pues perderían la publicidad, y atacarían al que les da de comer; los periódicos están comprados, y nada dicen, que no sea de fútbol (¡¡¡somos campeones!!!), parea distraer la atención...

Entonces, me comentó:

-        ¡Pues la Iglesia se tienen que mojar, y salir en defensas de estos pobres!

Le dije:

-        ¡Por mi parte, ya lo hago, pero...!

Él repitió:

-        ¡El pueblo se tiene que sublevar ante estos abusos; el pueblo, se tiene que manifestar y parar este estado de cosas, que acaban con la vida, la economía, la tradición...!

A lo que añadí:

-        ¡Primero, la gente debe saberlo, para que se sumen! Y, ¡en ello estoy (o estamos)!.


El Padre Báez.

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