viernes, 13 de julio de 2012

De vacaciones

De vacaciones, aquí al lado.

Cuando las vacas gordas, todo el mundo –los que podían- de vacaciones a Tailandia, al Machu Pichu, al coño –perdón- al Caño o Cañón del Colorado..., pero estamos –sin vacas-, sin vacaciones, por culpa de la flaca en la que nos han metido los constructores de este mundo democrático, y tanto, que ahora, como los que siempre se han quedado en casa, ahora van a tener mucha compañía.

Por otra parte, ya, ¡nada de cruceros, y viajes de un mes a donde, Dios sabe (a Cuba, por sexo barato, o al fin del mundo)! Creo, que con ir al pueblo donde nació el padre o la abuela, y estar un fin de semana en la cueva o casa destartalada, a la sombra de un limonero o higuera, y va de p... madre. Y todo esto, sin salir no ya del país, sino sin salir de la isla. Al extranjero, saldrán –como siempre- los uniformados, y los de la administración política, muy amplia todavía, por mor de los recortes que a ellos, no les alcanzan todavía y que son los que no se privan de nada, y están en todos los mogollones y saraos (preguntándose los tontos, que: ¿dónde esta la crisis, si todo está lleno y por todas partes? Respuesta: en los que no están uniformados, y no están enchufados en la cosa política).

Así, que de viaje en vacaciones, puede que alguien de Artenara, viaje al sur –a la playa un día y vuelta-; otro de Moya, baje hasta Agaete, para mojarse entre piedras frente al Olsen oliendo combustible, o suba a Fontanales; tal vez alguien suba a Tejeda, y vea el Nublo y de paso el Teide en lontananza; así sin más, que de un lugar para otro; y, ¡vamos de vacaciones! Que no está el horno p´ bollos, usted. Y en europa y en el mundo “lo mesmo usted”; pasa que los políticos engañabobos, nos tienen con el cuento que los turistas, nos van a traer el oro y el moro (el moro viene solo y por sí mismos); que el oro, como no sea del que cagó el moro, pues, ¡ya te digo!

Si el que sube al campo, para matar las horas, si le da por hacer un surco, en el cercado abandonado, tenga cuidado no le salga las “vacas-ciones”, más caras que si hubiera ido al Himalaya, porque si rozas una retama, ¡la cagaste, tío! Medio ambiente irá a por todas, a por ti, y en mala hora te fuiste de vacaciones –un día- al campo, porque ni siquiera con esto de turismo que viene, ni es necesario dar un timbalazo en el campo, y ni te dejan, porque está todo protegido. Porque aún haciéndolo de noche, al día siguiente, se ve lo que hiciste, y, repito: ¡en mala hora! Por eso, coja algún higo –con bichos- y tírelo, si no le gusta los higos con carne, y no se lo puede comer; barra a la fresca los tunos, y si no están requemados, tenga cuidado con la cagalera.

Ya ven, mis amigos, que les estoy avisando y el que avisa, no es traidor. Vaya con cuidado; mejor si no sale de la cueva, que además como los guanches eran termófilos en arquitectura, la temperatura es suave y fresca, y da gusto oír la radio (o a los mirlos), si es que funciona el viejo aparato todavía. Así, que gracias a la crisis –iba a decir “gracias a Dios”, disculpe si es ateo- se ha librado de agencias, de reservas, de maletas..., y como en casita, no se está en ningún lado. O aquello otro –con perdón de los ateos- cada uno en su casa, y Dios en la de todos.

Total, que este verano, vamos a tener como destino estrella, la casa de los abuelos: ¡nos vamos p´l campo! Ahí, los precios no existen, basta con que alguna col vieja se mantenga con hojas, alguna gallina camuflada entre las cañas tenga el nidal a punto, y agua, si es que algún remanente se ha escapado de los pinos. Viaje a su propia tierra, pues tan bella es, que antes, turistas venidos del mundo entero, la visitaban, y bien está cada uno conozca y reconozca su propia área turística; también la campestre (con la pena, que ahora, no se ve una cabra, ni una oveja y si quiere ver una vaca, quédese, con la mitad de la palabra “vaca-ciones”).

Y todo esto pasa, precisamente, por haber abandonado el campo, la agricultura y la ganadería, que fueron siempre nuestra mayor fuente de riqueza, y ahora sin campo, al menos por vacaciones, algunos comienzan a volver. Poco a poco, hasta que se vayan asentando y quedando en él, de donde nunca debieron haberse venido. En fin, nada extraño, algún espakistaní con dinero y despistado, se venga a pasar sus vacaciones ente nosotros; pues el que lo encuentre, que lo ordeñe (es decir, como la economía depende –según la clase política-, del turismo), le saque lo que pueda y más.

El Padre Báez, que les desea felices vacaciones (y de paso, aprovechen y vayan a la fiesta del pueblo [muchos de ellos, ya, por culpa de la crisis, solo con Misa Mayor Solemne y Procesión], porque si encima ha perdido la fe, al venirse a la capital (a vivir cerca da las chabolas, en la periferia), ¡ya ni eso en sus vacaciones! ¡pobre de verdad!

El Padre Báez.

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