Curioso, que la huella del cristianismo, nunca se borrara en el transcurso del tiempo entre los guanches en las islas; y ello, porque con frecuencia, no faltaban quienes refrescaban los conocimientos primeros, que se iban complementando, hasta que llegó la evangelización en el siglo XV y XVI, por lo cual, nunca el mundo anterior a nuestro aquí, en el archipiélago, jamás dejó de adorar al Dios verdadero.
Se recuerde, estamos frente al pueblo más inteligente del mundo, al cual, no se le podía escapar la novedad en la Religión, a la que eran tan aficionados, y esperaban quienes les llevara a la plenitud, como cuentan las crónicas, y no hay dudas de ciertas revelaciones que tienen el viso de ser tan ciertas y reales como las que conocemos por la Biblia (?).
Y más que adivinos o profetas, eran gente de “tan lindo entendimiento”, que utilizando la razón, deducían lo que iba a suceder y las veían venir.
Curioso, que entre el material arqueológico recogido, a pesar de su abundancia, no aparezca ningún símbolo con carácter de ídolo, y una coincidencia tal, de nuestra visión común de Dios, que sorprende ya en sí el monoteísmo, como la vida consagrada en cenobios o “monasterios”, donde la pureza de sus hábitos o vida, llama la atención sobremanera, así como el respeto al otro sexo, la santidad del matrimonio, el bautismo que practicaban, la creencia de la inmortalidad del alma, la creencia en el diablo, etc., son datos que nos llevan fácilmente, y sin posibilidad de equivocarnos, a decir: estamos ante un pueblo -el guanche-, que ya era cristiano, si bien a falta de algunas precisiones o actualización.
No se olvide, que todo esto sucedió de la siguiente manera: el cristianismo nace bien pronto entre los canarii, que al quedar un tanto incomunicados, y dispersos por las islas, más que olvidar adaptan y resumen lo esencial; pues los datos y acciones religiosas dichas -solo algunas- nos desvelan unas virtudes cristianas, que tuvieron que ser adoptadas y mantenidas aunque borrosas por el tiempo y distancia.
Cuanto venimos diciendo, se puede personificar, y más que decir quien lo practicaba, es mirar a ciertos personajes, y verlos con un alma totalmente cristiana, hecho este que no se repite en otros colectivos de parecidas características, siendo el guanche, una excepción y caso único en la historia de la humanidad. Negar lo dicho, equivale a decir, que los guanches, no conocían la revelación divina, cosa que contradice sus acciones, sus ritos, sus vidas y costumbres.
El Padre Báez, que va a seguir descubriendo la verdad de nuestra Historia.
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