- Como es lógico deducir, al hablar del catolicismo de los guanches, me refiero a los canarii, que vinieron después de Cristo, que son los que pudieran conocer y conocieron el cristianismo; los anteriores a Cristo, son deficitarios de la corriente judía o pre-católica (o cristiana), que vienen a ser más o menos lo mismo, sin desdeñar la cultura reinante (griega, romana, desértica, judía, etc.).
- Los guanches, portadores de una doctrina judeocristiana, no respondieron con violencia, odio -propio de los sectarios- sino que con amor y respeto, solo se defienden sin atacar, salvo en defensa propia, dando muestras y pruebas de una superioridad moral y doctrinal, o al menos la misma -en parte- de la de los que querían conquistar y evangelizar (portadores también del mismo catolicismo, si bien ya rebajado por los desgajes del mismo, mientras que aquí, se conservaba en su pureza primera).
- Y puesto que de atrás les venía la devoción a María, la Madre de Dios y Madre nuestra, no tuvieron resistencia en aceptar a la Virgen del Pino o/y Candelaria, y darle el culto propio y debido, que ya hacían y daban a Chaxiraxi (la Madre del Sustentador). Y desde ellos -los guanches-, nos viene ese amor a la que después de Dios: ¡Ella!
- Son pues, los guanches, un catecismo vivo, en el que radica la fe más pura y fiel al catolicismo, siendo cristianos modelos para todos los tiempos y lugares. Bastaría repasar sus virtudes heroicas, para verlas fundadas o fundamentadas en la doctrina católica, de la que fueron fervientes seguidores,
- Los guanches nos dan -además- la gran lección, de no salirse de entre los nuestros, porque eran -y somos- de los nuestros, y porque son de los nuestros, permanecieron con nosotros, ya que no todos son de los nuestros. Conocieron la verdad, y no se pasaron a mentira alguna; por eso, no negaron lo oído desde el siglo I y no se dejaron engañar. Más aún, no necesitaban nadie les enseñara, pues seguían en lo aprendido y enseñado.
- Aquello del samaritano Justino, que filósofo, al comienzo del siglo II, de familia pagana, que se convierte a la fe y escribe en defensa del catolicismo, que abrió una escuela en Roma donde mantenía discusiones públicas y en tiempos de Marco Aurelio, en el año 165 fue martirizado con varios compañeros, fueron ecos que alcanzaron a los hombres más inteligentes del mundo: los canarii.
El Padre Báez, que levanta poco a poco, el velo que oculta nuestra Historia, y nos muestra poco a poco, la grandeza de aquellos antepasados nuestros, que pasaron antes por el catolicismo, en el que se mantuvieron con ejemplar fidelidad, después de llegar aquí, donde lo practicaron con gran devoción, la religión de Jesús y los suyos: la Iglesia Católica.
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