Hace ya bastantes años, que dije y he repetido, que si en lugar del césped que riegan, siegan, podan, y así años y años, sin que ese césped, haya dado ninguna comida, salvo el dineral en sueldos y aguas, y sin más beneficios que los de un mantel verde a la entrada a la ciudad viniendo del sur y en torno a la harimaguada blanca de hierros retorcidos, que si en lugar de césped, aquello fueran papas, por más que alguien las robara de noche, eran para comer, y darían comida a tantos pobres, y estaría igualmente verde ese suelo con un beneficio grande para tantos que pasan hambre.
Y no es que venga uno aquí y ahora a decir que fue uno un precursor de nada, aunque sí, porque lo mismo he propuesto para esas ramblas con parterres y rotondas, con orillas, parques, avenidas, etc., que llenas de flores y de árboles, son igualmente regadas, podadas y atendidas con un muy largo personal sin que ningún bien se siga, salvo la estética o belleza del paisaje o lugar, pero ¿acaso no son hermosos los tomates, el millo, las papas y otras hortalizas, que con esa misma agua y trabajo, nos darían comida, para tantos -y a más los- necesitados?; pues viene todo esto a cuento, porque desde Holanda, recibo un correo que a raíz del comentario “¡pobres alcaldes míos!”, alguien me manda la noticia siguiente, y que les adjunto, a ver si por estos lares, toman nota.
A la vez que uno piensa, no andaba tan descarriado, cuando proponía esa agricultura, aunque mis preferencias, siguen estando porque se cultive, donde siempre se cultivó, y se vuelva lo antes posible al campo para salir de la crisis y del paro, del que no nos va a sacar absolutamente nadie, y menos el turismo, sino la agricultura. Pero vuelvo con la ganadería, porque esta mañana, saludé al vecino, mientras entraba bardes de tierra, para mi terrera, donde los olivos: un servidor sudaba, por el esfuerzo, peso y sol y en esto que me cruzo con él, y le digo que para adelgazar, no hay como hacer lo que hago; a lo que me responde: “si el cielo se gana trabajando, usted lo tiene doblemente ganado”, y entonces lo invité a que pasara y viera mi huerta y terrera, cosa que declinó, porque su perrita, estaba muy desinquieta, “¡sabe –me dijo- es que está en celo, y la pobre...!”, le dije: “¿por qué no la lleva a veterinario?”, y me dijo lo había hecho, pero que le dijo que él, no esterilizaba a ningún animal (los hombres sí lo hacemos y hasta matamos, abortando), pero que los efectos de una inyección tardaría cinco días, con lo que la perrita, que estaba sangrando, para entonces, se le habría pasado la cosa esa...; pues, ¡que el veterinario, no esteriliza a ningún animal!, ni tonto que fuera, ¿de qué iba a vivir, si mata las crías?, ¡no te digo!, pero sigo en las mismas: los perros no dan leche, sino mierda. Y, les cuento la verdad, de “perrita”, ¡nada!, una perraza descomunal. Desde la azotea de otro vecino un perro alemán le ladraba, y desesperado por no echarse abajo desde un segundo piso. Pues lo dicho: perros por cabras, y flores por papas. Un mundo al revés.
El Padre Báez, que les recomienda le echen un vistazo a lo que sigue, seguro se sorprenderán, y verán que uno, no andaba tan equivocado; y ojalá y la cosa cunda entre nosotros.
Saludos.
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