sábado, 19 de febrero de 2011

    EL DIOS DE LOS SALVAJES:
 
    Ya es triste, que en los tiempos contemporáneos -es decir al presente-, hayan quienes retrocedan a las cavernas y al primitivismo, para como ellos, en la oscuridad del tiempo, se imaginan sobre dios, lo propio de la razón “científica” de las épocas, perdiéndose en la noche de los tiempos, con lo cual en lugar de un progreso en la teología y la cultura, regresan a un pasado de arqueología, donde cualquier figura humana, es divinizada, sin más.
 
    En línea con lo que precede, en el rebuscar de los siglos que nos han precedido, nada de extraño habría que resuciten el tótem, y no falten quienes den saltos y hagan genuflexiones en torno y ante un palo con una careta. O, que la África más profunda, resurja y den culto al modo y semejanza de lo que no tiene lógica, sino la ignorancia del nacer de la humanidad, que imagina lo que no se ajusta a razonamientos propios del presente.
 
    No parece normal, hacer un barrido de la evolución de los tiempos, y dar un salto y refugiarse en el primitivismo, y todo ello desde las hipótesis más peregrinas. Lo cual no indica sino que a falta de una verdadera religión, no faltan los que suplen, y rellenan ese vacío, con lo dicho y más. o dejan de ser personas, para el estudio psicológico, que frustrados, y renegando de su fe, la suplantan con algo trasnochado, para lo cual no faltan argumentos sobrados y forzados.
 
    Hago, pues, una llamada a la cordura, y a la sensatez. Es muy bonito el mantener la evolución, y no oponerse e ir contra corriente, y de forma absurda, pretender cambiar las cosas, rompiendo unidades y tradiciones (incluida la revelación y el trabajo teológico de cuantos nos han precedido). No se puede echar por la borda cuanto la filosofía, la teodicea, la teología, el estudio comparado de las religiones y la evolución de las mismas, para volver al momento cuando el hombre se comienza a abrir a la trascendencia, y quedarse en siglos antes de Cristo, muchos y olvidados.
 
    Una llamada a la cordura, y a no llamar la atención con esnobismo, que no se ajustan a conocimientos actuales, y propios de la prehistoria, cuando el hombre no vislumbraba, lo que podía ser cierto, por falta de evolución y progreso.
 
    El Padre Báez, que cree necesario se hable y se diga algo acerca de lo que comienza a ser un fenómeno de rebeldía y de sustitución, que desdice de quien lo practica, por dar marcha atrás en el tiempo, y oponerse a la mayoría.

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