martes, 22 de febrero de 2011

(162): SECRETOS ARQUEOLÓGICOS

    Me consta, y así vea los ojos de Dios (Acorán), que lo que les voy a decir, lo he multiplicado por muchas veces. Y es, lo siguiente: personas hay que saben de yacimientos, y no te los revelan, y los tienen como algo secreto, algo que no se puede decir, como si promesa o temor tuvieran.

    Y es el caso, que vas, con toda discreción, hablas con ellos, y sacas el tema de los guanches, y en cuanto les dices: “Ud., por su profesión, debe conocer muchos lugares donde hay huesos de guanches, grabados, cerámicas, sus casas-cuevas, etc.,” a lo que te responden afirmativamente; pero, en cuanto les dices que te digan dónde están, o si te acompañan a ver algo de eso que conocen y saben dónde esta, tienen la negativa, la evasiva, y dan rodeos y vueltas, y si los vas comprometiendo mucho, te lo dice bien a las claras: que no.
    Entonces, les dices, que con su muerte, esos conocimientos, se pueden perder, y es una gran pérdida para la ciencia y el saber; pues no les importa. Es como si descubrir algo de los guanches, fuera traicionarles. Y toda vez que esto ocurre, mayoritariamente entre  personas mayores, como que no les importa, porque son fieles a los guanches, guardando sus secretos.
    A veces he pensado, se debe a un respeto sagrado a sus huesos (y muertos), y que piensan en la profanación, que pudiéramos hacerles si desvelan esos lugares.Te cuentan lo que saben, saben dónde está(n) , pero no te llevan al sitio. Claro, que otras veces, son los más jóvenes, los que han tomado objetos o partes de esos lugares, y también como que no les sacas, dónde los cogieron y dónde están los mismos.
    De tal forma y manera, que hay un capítulo cerrado y una gran desconfianza en los que andamos rastreando las huellas de los guanches, a los que ellos le son tan fieles; y tanto, que no descubren lo que saben o conocen, a no ser que se gane uno mucho su confianza.
    Pienso, que de alguna manera hay que combatir esa actitud, que en nada favorece a nuestro Patrimonio y cultura, ya que hay parte de la misma desconocida y “enterrada”, que puede caer en el olvido. Se de quién sabe, y no dice... Pues, todo lo que tenemos, se debe dar a conocer, para ser estudiado. De desaparecer estas personas, con estos “conocimientos” se pudieran perder para siempre, al no poder ser localizados, dichos yacimientos.
    Hay por tanto, una arqueología con sus yacimientos escondidos; y eso, no está nada bien. Estas personas deben –en conciencia- dar a conocer a expertos, lo que saben al respecto. Solo así, avanzaríamos en el conocimiento de los guanches, no desapareciendo sus restos.
    Esta, es una labor de campo por hacer, y nadie mejor para ello, que presentándose con sus credenciales, los propios arqueólogos (a los que les puedo facilitar –si me lo piden- muchos nombres y lugares, por si tienen más suerte que un servidor, que dicho sea de paso, mucho sí que he conseguido).
    El Padre Báez, que pretende abrir una puerta que permanece cerrada, y detrás de ella, se guardan sorpresas y maravillas.

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