lunes, 7 de febrero de 2011

(149): RECUPERAR EL MATERIAL ARQUEOLÓGICO PARTICULAR.

  


    
    A quién corresponda, debe iniciar una campaña de recogida, previa sensibilización, de cuanto objeto arqueológico, de nuestro

pasado esté en manos privadas, para poder disfrutar todos de él, a nivel público y general, y así enriquecer nuestro patrimonio, para

bien de todos.


    Pudiera ser cedido o prestado, pero pasar de alguna forma a un fondo común, al cual todos tenemos derecho, por ser herederos

universales de los que nos precedieron.


    Son muchas las personas, que al encontrase cualquier pieza de los guanches, se las llevan a su casa (¡y a saber el tratamiento y

posterior suerte de dicha pieza, a veces –y todas- de un valor incalculable culturalmente hablando!).


    Se duplicaría y se triplicaría así el Museo –o los Museos- si se llevara a cabo esta iniciativa –de la cual espero mejor acogida que

las anteriores-, que es mucho lo que habría que exponer al público, si se depositara todo ese material donde debe estar.


    Por otra parte el de ley, por tanto un deber y obligación entregar cualquier bien común retenido; quien lo haga, comete delito y

por ello debe ser castigado, y si se registra para la droga o en un crimen, éste que lo es de la Historia, debe ser registrado (de no ser

de motu propio).


    Es muy posible, que a pesar del gran valor de las piezas retenidas, se las trate como algo sin importancia, y sin más esté por

algún rincón perdido, cuando no echado a la basura, antes o después.


    Por otra parte, sin estos elementos dispersos y desconocidos, nuestra Historia es como si le faltara páginas, con lo cual no está

completa, y entre todos debemos aportar material o ideas, para escribirla, sin que le falte un solo renglón.


    Y no se tenga por importante solo algunas piezas, sino todas, por más que nos sean trozos; trozos o partes que deben estar

datados (dónde fueron encontrados, con la mayor precisión posible, para ubicarlos, y complementar lo que del lugar o zona se

sabe); en algunos casos serán el primer paso, para una posterior excavación, por ser de un lugar inédito (o nuevo).


    Así –por otra parte- el visitante a los Museos, saldrá con una mayor información, y los mismos Museos, se enriquecerán con

estas nuevas aportaciones.


    Con mayor cantidad de material, se podrán hacer más y mejores estudios.


    El Padre Báez, que espera algún día tanto material disperso, pueda ser objeto de visita y conocimiento, por parte de todos.



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