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Desde El  Juncalillo de Gáldar a La Aldea...

... en busca de cabras, para mejorar la especie. Esto es lo que me acaba de contar un destacado sindicalista de Telde, muy comprometido con causas laborales y sociales, que cuando niño él, y de esto hace unos cuarenta años, acompañaba a su padre, para ese enriquecimiento de la especie con la cabra más auténtica del Gran Tabaibal (antes Gran Canaria), que se desplazaban, por aquellos barrancos, laderas y montañas, cortando camino, para traer hasta donde las propias, la mejor cabra de la isla, las de La Aldea, las mismas que volviéndose libres -imposible cogerlas, ¡ni siquiera a los baifitos, que escurridizos escapan, y todas ellas (y ellos)- se esconden.

Es decir, el Padre Báez, recolectando páginas de nuestra Historia, dispersas por el territorio, y que si juntas formarían la mejor enciclopedia sobre estos ungulados, las llamadas cabras, con sus cabrones (o machos), y sus crías, que baifos y no cabritos. Cabritos -sin querer ofender (aparte de apellidos)- los que las matan, venidos desde Granada -¡a dónde diablos fueron a buscarlos!-, los que las matan y pagan por ello, esos sí que son cabritos, y no digo cabrones, que estos además de llevar cuernos, son los varones (los machos) de las cabras.

El Padre Báez, que repite: una página más de nuestra más reciente Historia, de la que testigos venidos a la civilización, recuerdan aquellos años de infancia y juventud, en esos parajes, donde la preocupación era la mejora de la especie, a la par que al presente, el cabildo, precisamente, las cabras de ese lugar, son las que mata. Sin nombre.

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Hoy en el Día de Canarias en Agaete hemos tenido por primera vez una muestra de ganado local con ordeño de cabras y trasquilada de ovejas a cargo de un joven de nuestro municipio, Sergio, acompañado de su sobrino y parte de su familia que estuvo acompañando. Una satisfacción desde el área de Ganadería ver a niños y mayores disfrutando de ese evento, nuestro sector primario.

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“... sed sobrios, estad alerta...” (1 Pe. 5, 8-9).