La Cabra de Paco Peinado...
... no es que el restaurador y arqueólogo mejor que
tenemos en la isla, tenga una cabra de cuatro patas y cuernos, que la suya
-entregada al Museo y represaliado porque la recompuso- es de cerámica, y solo
tiene -una reproducción exacta a la que encontró- la cabeza, pero de tal
perfección, que obra de los guanches es de una anatomía que asombra, y ello es
el fruto de aquella observación de las que eran hermanas, compañeras y madres de
los mismos, pues juntos entraron, juntos se mantuvieron hasta el presente, que
es justo cuando el cabildo nos castiga con matarlas, y desaparecer lo que es
nuestra mejor cabra del mundo, ¡esencia, identidad, economía, vida, Historia,
etc.!
Pues, agradezcamos esa pieza de valor indefinido, que hallazgo de tal
profesional en su menester, trabajo o investigación, tuvo la suerte de encontrar
pieza de tan alto valor; nos regala lo mejor que nos pudieron dejar los guaches
en su arte o manifestación de su buen hacer. Solo una lástima, que a pesar del
cernido del terreno y lugar, Don Francisco Peinado no encontró el resto de las
otras partes de “su” cabra. Si quieren verla -y no vine, como el otro a hablar
de mi libro- pueden acudir a internet y buscar en Televisión en el programa “El
Padre Báez”, y en el que trata del Bentayga, yacimiento que él presenta en
maqueta y también in situ, y de paso nos muestra en su
casa dicha cabeza de la cabra aquí comentada.
El Padre Báez, que ve en ello la raíz de la cabra en
sintonía y connivencia con nuestros antepasados cuando llegaron a estas islas,
en las que las cabras, al igual que nosotros fuimos unos invasores, y si quieren
dejar la isla como antes de llegar los cannarii, es decir los guanches, ¡vámonos
todos!, y sigan matando las cabras, pero dejen las islas desiertas en cuanto
habitantes humanos también, que las culebras -¿éstas estuvieron aquí siempre (y
si como piensan algunos aquí estuvo el paraíso terrenal, pues entonces son las
únicas que tienen derecho a seguir vivitas y coleando)?, vivan en un reino
salvaje y deshabitado y recupere así su estado primigenio, y Madeira y otras
hagan lo mismo ¿Cabe mayor idiotez (por no decir
“gilipollez”)?
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Nota.- Cabras
los que la cuadrilla que ayer subimos al Tagoror Rojo, vimos a lo lejos en tres
avistamientos en el pétreo y seco Macizo del Noroeste, donde pretenden plantar
-si es que llegan a subir al mismo- y que al día siguiente se secarán, de lo
cual dará testimonio Don Jacinto Suárez, como nos tiene prometido:
¿Cómo se encuentra, Padre
Báez??
¡Supongo que
reponiéndonos del palizote!, aunque ya ha dado una mínima pincelada de lo de
ayer. Yo me encuentro en perfecto estado de revista, por ser alérgico, comí
escasamente y bebí muy poca agua. Mi fallo estuvo en el calzado, que no era el
adecuado ( el ideal = 150 eurillos ), llevé el de los antiguos jardineros,
prohibido por la actual legislación laboral. También, a veces, tengo
"fallaeras" en la memoria y no me acordaba del nombre del (p....) áloe
vera. Don Fernando, quisiera pedirle
(...) Además, si hubiese ido al paso cansino del Padre Báez & Partners,
habría llegado a la Cresta de los vestigios -casi imperceptibles del Tagoror
Rojo-extenuado. Yo no soy el típico y tópico canario, pachorrudo, tranquilote e
indolente. Puede que no tenga espíritu, pero sí mucho ímpetu. Desearía,
también, que los miembros de la Cuadrilla me disculparan por algún error
cometido. (...). Aquí no vale la democracia, lo chachi y tal. La estrictísima
selección es muy necesaria). Le mando la foto del "amigo", tiene un minúsculo
fallo, corregible en el ordenador. Juan Antonio o Ismael lo pueden hacer, porque
tienen medios para ello. Quedamos en que se las mandaba al Padre Báez, a su
correo electrónico. Bueno, ya le
escribiré algo acerca de la odisea del día de Santa
Rita.
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