Que va y viene mi cuñado -viudo...
... de mi hermana la mayor María del Pino, q.e.p.d.,
cosa que hace no pasando dos semanas, y me trae siempre gofio quemado, y pan
fresco- que vuelto de Cantabria, Asturias, del Norte de españa, donde con su
novia pasó diez días (tiene 80 años: Salvador Moreno Rodríguez, Contratista de
Obras que fue), y le pregunto -cortesía y familiaridad- que qué tal, y que si
vio muchas vacas por toda esa zona del cantábrico, y esta fue su respuesta: “...
¡aquello está lleno de vacas, de yeguas..., sueltas por aquellas praderas y
prados, que es una maravilla...”,
y éste fue mi comentario: pues por
aquí, ni por el norte ni por el sur, se ve una vaca, tampoco una bestia, tampoco
se ven las cabras, las pocas que quedan -sanas- las está matando el cabildo, y
acabadas las cabras, la emprenderá con las ovejas, que también fueron
importadas, y por tanto son invasoras, y sobran, y al fin solo tendremos perros
(estos, según parecen llevan aquí desde la Creación del mundo, desde hace
millones y millones de años). No es de reproducir más conversación, ni sus
términos, que si ustedes tienen sangre en las venas y aún no les han vaciado el
cerebro, pueden imaginar y aportar de sus cosechas -que es un decir (ya sin
agricultura también)- lo que deseen y sean capaces, porque esa es otra: nos han
incapacitados con drogas como el futbol y toda clase de deportes, como para que
otra cosa no veamos, y ni de otros asuntos hablemos, ¡y lo han conseguido! Así
que: seguirán matando las cabras (pasadas las elecciones, por si retienen algún
voto engañado), y seguirán con las ovejas (o éstas desaparecen a la par que las
cabras, pues le son contiguas o anexas (según gusten).
El Padre Báez, que les hace caer en la cuenta acerca de
la situación del campo -no me refiero a los de deportes, que éstos están
plagados los terrenos y sus gradas-, que lo que es el campo-campo, está
protegido y no hay quien los toque, salvo para el deporte: carreras, senderismo,
y afín (pero que nadie tenga una cabra, ni dé un mochazo, porque entonces el
Miedoambiente te clava, como dos y dos que son cuatro).
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Una muy buena lección, y síntesis apretada (está
prometido un comentario más amplio. Lo esperamos de Don Jacinto
S.):
¡Buenos días, Padre
Báez!
(...). Probablemente, lo que destacará en el programa de hoy será la anécdota de la ciénaga -¡que de buena nos libremos! Los episodios de sal gorda son los que más interesan al "Canal", aunque hay pinceladas culturales interesantes.
Le envío unas fotos para que ilustre sus comentarios. La del rebaño en Tirajana, en la que se aprecia un niño (acto injustificable hoy en día). El pastor en Artenara con su enorme garrote, y, en primer plano un refugio. El refugio en El Gamonal, que uno no se explica cómo un ser humano puede guarecerse ahí, a no ser que se utilice para poner ahí los baifillos, para que no "manquen" a las cabras. Y el auténtico traje de pastor de esta isla; lo de la "manta" vino con la tele y las romerías. Don Fernando, ya le comentaré la ida al Tagoror Rojo, sobre todo, le diré que presenciar el espectáculo que apreciamos desde allí es impagable, un privilegio que, lamentablemente, no está al alcance de todos. Llegar allí es un ritual, lo mismo que el Camino de Santiago, pero arriesgando el pellejo. Saludos, y a ver qué tal sale el programa.
(...). Probablemente, lo que destacará en el programa de hoy será la anécdota de la ciénaga -¡que de buena nos libremos! Los episodios de sal gorda son los que más interesan al "Canal", aunque hay pinceladas culturales interesantes.
Le envío unas fotos para que ilustre sus comentarios. La del rebaño en Tirajana, en la que se aprecia un niño (acto injustificable hoy en día). El pastor en Artenara con su enorme garrote, y, en primer plano un refugio. El refugio en El Gamonal, que uno no se explica cómo un ser humano puede guarecerse ahí, a no ser que se utilice para poner ahí los baifillos, para que no "manquen" a las cabras. Y el auténtico traje de pastor de esta isla; lo de la "manta" vino con la tele y las romerías. Don Fernando, ya le comentaré la ida al Tagoror Rojo, sobre todo, le diré que presenciar el espectáculo que apreciamos desde allí es impagable, un privilegio que, lamentablemente, no está al alcance de todos. Llegar allí es un ritual, lo mismo que el Camino de Santiago, pero arriesgando el pellejo. Saludos, y a ver qué tal sale el programa.
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“... mi
camino..., mis sendas..., ¿a dónde iré?... si vuelo al margen de la aurora, si
emigro hasta el confín del mar... qué inmenso...”
(salmo 138). / “... tras las cimas más altas... la música
en la brisa...” (Himno de Completas de
hoy).
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