Nació en Madrid, a finales del siglo
once...
... Juan Vargas fue su patrono, a cuyo servicio trabajó
de agricultor durante su juventud, después ya en su pequeña hacienda, junto al
Manzanares, se casó con María de la Cabeza. Ha llegado a nosotros la leyenda de
su generosidad, compartiendo lo suyo con los demás, su hospitalidad
desviviéndose por todos, y tanto que impresiona.
Murió ya muy anciano y los que
lo conocieron hablan de su caridad en gran grado y ello gracias a su fe, la que
alimentaba con constante oración. Pobre y humilde, se dio cordialmente a todos.
Y su memoria perdura hasta el presente. Seguro que su amor a la tierra y sus
animales -lo vemos siempre (en sus imágenes) con su yunta de vacas arando-, le
llevaría hoy a defender las cabras, no permitiendo ni tiros ni apañadas, sino
dejándolas libres donde ellas mismas han elegido vivir: en el Macizo del
Noroeste, donde ningún mal hacen, ni a nada molestan. Contemporáneo de san
Francisco, a quien seguro conoció, de paso o vuelta por el camino de Santiago;
tampoco el seráfico de Asís, estaría de acuerdo con que maten a las que él
llamaba “hermanas cabras”, y que saltando en el tiempo, otro hombre de la
Iglesia, éste que les escribe -el Padre Báez- lucha porque se respete el lugar donde están las cabras y respeten sus vidas (en
este orden: un laico agricultor-ganadero (Isidro), un diácono (Francisco) y un
sacerdote (un servidor: el Padre Báez).
El Padre Báez, que pide la ayuda de los santos (Isidro y Francisco), para que
colaboren y ayuden a entrar en razón a estos dos (Brito y Morales), que están a
favor de su matanza, y por tanto de su desaparición, sin que para ello exista
razón o motivo alguno, salvo el del dinero de donde robar, partir y repartir
(engañando a Bruselas a la que le han dicho lo por ellos plantado no prospera
por culpa de la cabras, y desde europa les dicen, pues maten las cabras, y una
cabra, vale más que millones de matos que puedan plantar, pues todos los
plantados, al cien por cien se van a secar por plantar en lugar no adecuado como
es precisamente un Macizo, que es donde están las cabras. Es decir, son unos
mentirosos, además de ladrones y por ello, sin conciencia, matan a las inocentes
cabras, pues una cosa es matar, y otra controlar, pero sobre esto, les escribiré
en la próxima entrega (y será el número uno de mis comentarios, pues he recabado
datos de interés histórico y he tomado nota de un ex guardia jurado del cabildo
ya retirado [M. S.], sin más datos, que es feligrés de un servidor, y anda más
que indignado).
PD.- Hoy es
su santo: san Isidro Labrador (el 15 de mayo), y su mujer: santa María de la
Cabeza (un matrimonio de agricultores y ganaderos
pobres).
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“... saca pan de
los campos...” (salmo 103).
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