Cuando el cabildo acabe con las
cabras...
... ¿contra qué
otro animal arremeterá? De hecho ya no se ve un burro cargado de cañas para vaca
alguna; tampoco se ve una yegua cargada de millo en toletes y rama, para las
cabras y becerro alguno; tampoco se ven aquello ponys que hacían las delicias de
los pequeños en las granjas, alpendres, cuadras, cuevas, chozas o lugar afín
donde el corral de los animales, con ovejas, conejos, gallinas, cerdos...
tampoco se ve mulo alguno cargado con sendos sacos de carbón, que se distribuía
por las tiendas y casas con braceros; ya no se ve por ningún lado la así llamada
ganadería equina; etc., animales que quedan en parques zoológicos, tristes,
cabizbajos, lánguidos, esqueléticos, moribundos, encerrados, ya sin rebuznos, ni
relinchos, ¡qué pena!, por dejación del ahora cabildo matacabras, que antes poco
a poco los ha ido matando a todos.
Y total, ¿burros para qué?, ¿para pasear a
turistas dándoles una vuelta por algún parador o mirador? ¡Qué miseria, Dios
mío! De él (el burro) ya, ni su rico estiércol potásico. Y cuando no ya los
citados, sino en el caso de los vacunos: ni vacas, ni toros, ni becerros, ni...,
ahora emprendida la guerra con la desaparición de las cabras, le seguirá el
turno a las ovejas, a los cerdos, a las gallinas, a... al fin, nos quedaremos
con los perros, que aunque no dan leche -salvo las hembras- dan gran negocio
-dado su innumerable censo canino- a los veterinarios que se forran gracias a
ellos, y a los vendedores de arroz con carne y otros alimentos -cuando la
población pasa hambre y come y vive gracias a la Cáritas de la Iglesia católica-
para chuchos. Por todo ello, ¿te damos las gracias cabildo, o mil patadas por el
culo?
El Padre Báez, que observa cómo los animales -hermanos
en cuanto seres vivos y en denominación propia (somos animales racionales,
¿racionales los del cabildo?)-, desaparece a pasos agigantados, sin que
protectora de animales alguna ponga su grito en el cielo, salvo este pobre y
desgraciado cura (sacerdote o presbítero, que es lo mismo), al que si el cabildo
cogiera en un descampado, me hacía mártir de las cabras y se libraba de él, pero
mientras escape, seré el látigo que a diario se merece más de dos
veces.
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Otros, como el hermano Paco, en el sacerdocio, da
ánimos, y no se imaginan ustedes lo que es de
agradecer:
Fernando
te deseo buen día con la paz del Maestro y que tengas serenidad y luz cuando
escribas anunciando o denunciando situaciones. Yo sigo (...). Abrazos y que la
Santísima Trinidad no eche dos manos. Paco.
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También se agradece lo del gran
amigo Don Jacinto S.:
¡Buenos días, Padre Báez!
Leo que usted ha sido invitado a las reuniones para el control de las cabras, y no acude. El Padre Báez tiene que / debe estar en los espacios de consenso; con positividad, dialogante y no enriscado en el "Macizo". Tender puentes de entendimiento es muy necesario. El cura de los pastores no sólo tiene que defender la posición de éstos, a machacamartillo, sin más, y pretendiendo que todo siga igual. Porque muchas cabras -supuestamente guaniles - llevan " sello", y, soltar machorras por aquellos lugares es ilegal. Con el sello en las orejas, su lugar es el redil.
Tampoco es usted partidario de las apañadas. Como
se asoma frecuentemente al balcón de la arqueología, seguramente que siempre
mira al horizonte a ver si vienen naos, porque mirando un poco más cerca, verá
que es una práctica habitual en Canaria et Herbania.
A este asunto se le debería aplicar una
solución parecida a la del lince en Doñana, o la del lobo con Félix Rodríguez de
la Fuente: control, control y más control, con protección y seguimiento de los
animales.
Bueno, don Fernando, saludos de (A), a quien
le ha gustado mucho los programas de Jinámar y el
Bentayga.
Ésta fue mi respuesta, que puede interesar a
alguien:
Don
Jacinto, gracias por la foto; es preciosa, y ya le haré un comentario. Sobre las
reuniones del 24 y 25, es verdad me han invitado, les dije que no iría a darles
una charla y menos a subir al debate en mesa, pero por supuesto sí que asistiré
entre el público y si me dan la palabra, hablaré, pero desde el pueblo y con el
pueblo y no desde la tarima y con el cabildo. Por supuesto que iré y allí estaré
si puedo en primera fila, entre el público, y por supuesto no me callaré. Como
ve, todo aclarado. Lo de apañarlas -como quien apaña almendras o castañas- no,
es matarlas de otra manera. Creo, la solución es, dejarlas donde están y por
supuesto, cuando sean muchas-muchas, habrá que controlaras (que no es lo mismo
que ajuntarlas o matarlas). En fin ya pudiera acompañarme y vamos juntos a las
reuniones, si le parece. También le invito a la grabación de este lunes, del
Tagoror Rojo en Tasartico, con salida a las 8,30 de mi casa, por si se anima y
nos acompaña, que ya debiera, porque lo consideraría un lujo. Un cordial saludo
para usted y (A).
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Invitación que también hago al que quiera subir al
Tagoror Rojo (ya somos 6, pero pueden ir los que
quieran).
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