Si tenemos tabaibas, ¿qué más
necesitamos?...
“... saca pan de los
campos... y alimento...” (Sal 103)./
... si nuestro auge es más que fuerte; se trata de
nuestro sector privado, ¡casi nada! Ya sin gastos; todo mejora; ya, nada
importamos; nuestro capital es recio, competente; el paro ha desaparecido;
tenemos un gran capital. Nuestra economía emerge, y estamos en desarrollo; somos
resistentes; ¡ya exportamos! Ya, nadie nos ayuda, no lo necesitamos. Hemos
conseguido superávits.
Nos hemos recuperados. Ya somos y estamos estables;
desapareció, hemos dejado de ser vulnerables, la crisis es de los otros. A nivel
doméstico producimos capital; acumulamos reservas; ya somos prósperos.
Reciclamos. Ahora, dependen de nosotros. ¿Debemos esperar más cambios? R/. ¡No!
Somos competitivos, ¿o no? Somos resistentes; ni siquiera hace falta seamos
moderados (en gastos). Ya somos normales; hemos acelerado la economía. ¡Tenemos
muchas y buenas raíces! Nuestro motor de crecimiento es potente. Somos líderes
en exportaciones. Nuestra economía avanza. ¡Tanta es nuestra reserva! Nos
expandimos; nos compran; nos ajustamos; se incrementan los sueldos; el mundo nos
demanda; emerge el sector privado; prestamos a los bancos. Endeudarse, ¿eso qué
es? Nos compran, vendemos; somos activos en lo local; no necesitamos del
extranjero. Prestamos. Gracias a los estudios universitarios de la
universidaddelaspalmasdegrancanaria sobre economía. En ello, se han implicado
los políticos. Somos rentables; nos entran capital; a nadie debemos. Tenemos
ajustes y gestores. Somos y estamos estables. Más aún, crecemos. Nos proyectamos. Pues, ¡tanto producimos!
Nuestro crecimiento sube, sin parar. El pronóstico, es: que vamos a seguir
creciendo. Recuperados, ya nos sostenemos. Los malos augurios del pasado, son
Historia. Tenemos una gran fuente de crecimiento inagotable. ¡Mucha materia
prima! Corre el viento a nuestro favor. Tenemos una gran calidad laboral.
Contamos con un gran rejuvenecimiento de la población. Crece la producción.
Desaparecieron los desequilibrios. Nos reformamos, y nos sostenemos, gracias a
ello (¡y a ellas! ¡Ya saben!, ¿no?). El mundo nos demanda materia prima (de la
que estamos más que sobrados). Crecen las exportaciones, extraordinariamente.
Consumimos. Invertimos. Subimos. Nos sostenemos alegremente. Producimos sin
parar. Somos capaces. Rendimos. Invertimos (repito). Crecemos más y más. Tenemos
excedentes. Necesitamos más mano de obra. Todo son beneficios. El gobierno
gestiona de p... m.... (de pura maravilla, [no sean mal pensados]). Son muy
prudentes. Nos expandimos. Una realidad: la fortaleza del precio de nuestra
materia prima...
Disculpen: acabo de despertar;
soñaba...
El Padre Báez.
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180. No se puede pensar en recetas uniformes,
porque hay problemas y límites específicos de cada país o región. También es
verdad que el realismo político puede exigir medidas y tecnologías de
transición, siempre que estén acompañadas del diseño y la aceptación de
compromisos graduales vinculantes. Pero
en los ámbitos nacionales y locales siempre hay mucho por hacer, como
promover las formas de ahorro de energía. Esto implica favorecer formas de
producción industrial con máxima eficiencia energética y menos cantidad de
materia prima, quitando del mercado los
productos que son poco eficaces desde el punto de vista energético o que son
más contaminantes. También podemos mencionar una buena gestión del transporte o
formas de construcción y de saneamiento de edificios que reduzcan su consumo
energético y su nivel de contaminación. Por otra parte, la acción política local
puede orientarse a la modificación del consumo, al desarrollo de una economía de
residuos y de reciclaje, a
la protección de especies y a la programación de una agricultura diversificada
con rotación de cultivos. Es posible alentar el mejoramiento agrícola de regiones
pobres mediante inversiones en infraestructuras rurales, en la organización del
mercado local o nacional, en sistemas de riego, en el desarrollo de técnicas
agrícolas sostenibles. Se pueden facilitar formas de cooperación o de
organización comunitaria que defiendan los intereses de los pequeños productores
y preserven los ecosistemas locales de la depredación. ¡Es tanto lo que sí se
puede hacer!
181. Es
indispensable la continuidad, porque no se pueden modificar las políticas
relacionadas con el cambio climático y la protección del ambiente cada vez que
cambia un gobierno. Los resultados requieren mucho tiempo, y suponen costos
inmediatos con efectos que no podrán ser mostrados dentro del actual período de
gobierno. Por eso, sin la presión de la población y de las instituciones siempre
habrá resistencia a intervenir, más aún cuando haya urgencias que resolver. Que
un político asuma estas responsabilidades con los costos que implican, no
responde a la lógica eficientista e inmediatista de la economía y de la política
actual, pero si se atreve a hacerlo, volverá a reconocer la dignidad que Dios le
ha dado como humano y dejará tras su paso por esta historia un testimonio de
generosa responsabilidad. Hay que conceder un lugar preponderante a una sana
política, capaz de reformar las instituciones, coordinarlas y dotarlas de
mejores prácticas, que permitan superar presiones e inercias viciosas. Sin
embargo, hay que agregar que los mejores mecanismos terminan sucumbiendo cuando
faltan los grandes fines, los valores, una comprensión humanista y rica de
sentido que otorguen a cada sociedad una orientación noble y
generosa. (del obispo de Roma, el papa
Francisco, en una de sus encíclicas, la LAUDATO
SI).
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