Mi relectura tabaibera del
Documento Episcopal: “La Iglesia, servidora de los pobres”
“... no se cosechan higos de
las zarzas...” Jesucristo, en Lc. 6, 43-49).
... continuando con la aplicación del Documento de los
Obispos sobre la pobreza (“La
Iglesia,, servidora de los pobres”), les
presento mi visión personal, haciendo lectura desde las tabaibas: Nadie queda al
margen del tema de la pobreza, ya que la subsidiaridad nos hace responsables, y
debemos exigir a los políticos creen empleo abriendo las puertas cerradas del
campo, al cultivo y ganadería antes que el cultivo masivo e inútil de las
tabaibas, y en ello dejen entrar la trascendencia para que se ajusten al plan
divino desde la creación, y permitan se vuelva a la tierra (que da trabajo y
comida).
Ya que todo eso ha de cambiar, para librar al pobre de su pobreza y
promocionarlo justamente, y ello desde la fe, que al perderla nos ha traído a
esta situación que exige caridad (Cáritas y otras). Una vida más espiritual que
nos lleve a una mayor justicia, que encarne la apertura a los pobres, poniendo
al hombre en el centro (y no a las tabaibas). A la Iglesia, le es consustancial
el compromiso social, del cual da testimonio y lo anuncia, trabajando por la
justicia y denunciando la falta de la misma, acompañando a los más pobres,
cuales hermanos, y exigiendo a los gobernantes sean justos, promocionen al
pobre, y reformen o cambien cuanto sea necesario para la consecución de estos
bienes. Y ante tantos desmanes, no callemos a la par que exijamos se erradique
la pobreza, y se solucionen esos males implicándonos en ello. La pobreza, tiene
sus raíces -en nuestro caso- en las tabaibas, eliminándolas, en parte
conseguimos disminuir la pobreza, al tiempo que así se valora la vida y las
familias, destinos de bienes sociales, por dignidad sin separación de sexos, y
sin excluir o descartar a nadie, pues nadie es sobrante. Solo así, se reducirían
las desigualdades, y es un deber -prioritario- de todos, y la mayor tarea,
servir a los demás. Así, conseguiríamos una sociedad más justa en las
comunidades cristianas, si respondemos con esfuerzo para cambiar este panorama
de solo tabaibas, y que nos haga tener esperanzas en un mañana mejor y más
justo, y como cantara María... “...Dios,
ensalza a los pobres...”.
El Padre Báez.
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Hoy, antes que lo del papa, lo que me cuenta R.
Domínguez:
LOS QUE SACAN DEL CAMPO A LOS
GANADEROS Y AGRICULTORES, LES HEMOS ELEGIDO CON NUESTRO VOTO. TENÍA ESPERANZA
DE QUE VOTANDO POR D. ANTONIO MORALES PODÍA CAMBIAR LAS COSAS EN ESA GUARIDA DE
SÁTRAPAS, PERO VEO QUE SIGUE IGUAL. UNA SEMANA ATRÁS UN AMIGO QUE TIENE UNOS
CULTIVOS ECOLÓGICOS EN TEJEDA, CASI LLORANDO ME CONTÓ QUE EL CABILDO, HABÍA
SOLTADO CONEJOS EN TODOS LOS CULTIVOS DE AQUELLA ZONA; LOS CULTIVADORES DE
TODA LA ZONA ESTÁN MUY TRISTES Y PREOCUPADOS AL SENTIRSE QUE ESTÁN ABANDONADOS
Y PERSEGUIDOS POR LOS QUE TENÍAN QUE PROTEGERLOS... NO HACE FALTA SER MUY LISTO
PARA ENTENDER QUE LO QUE ESTÁ CLARO ES ECHAR DEL CAMPO A SUS VERDADEROS
DUEÑOS... ÉSTOS DE TODA LA ISLA QUIEREN HACER UN PARQUE TEMÁTICO. LO VEO CLARO.
LOS TURISTAS POR TODAS PARTES OYENDO A LOS CICERONES LAS MENTIRAS Y TONTERÍAS
QUE CUENTAN DE LOS GUANCHES. QUE EN TIEMPOS DE ROMANOS, GRIEGOS Y FENICIOS LOS
TRAJERON DEL CONTINENTE AFRICANO PARA POBLAR LAS ISLAS Y ASI TENER ALIMENTOS Y
OTROS MENESTERES... ESA SÍ ES LA VERDAD... ¡HASTA CUANDO HAY QUE SOPORTAR
ESTO!... NO ME EXTIENDO MÁS... R. DOMÍNGUEZ.
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150. Dada la interrelación entre el espacio y la
conducta humana, quienes diseñan edificios, barrios, espacios públicos y
ciudades necesitan del aporte de diversas disciplinas que permitan entender los
procesos, el simbolismo y los comportamientos de las personas. No basta la
búsqueda de la belleza en el diseño, porque más valioso todavía es el servicio a
otra belleza: la calidad de vida de las personas, su adaptación al ambiente, el encuentro y
la ayuda mutua. También por eso es tan importante que las
perspectivas de los pobladores siempre completen el análisis del planeamiento
urbano.
151. Hace falta
cuidar los lugares comunes, los marcos visuales y los hitos urbanos que
acrecientan nuestro sentido de pertenencia, nuestra sensación de arraigo,
nuestro sentimiento de «estar en casa» dentro de la ciudad que nos contiene y
nos une. Es importante que las diferentes partes de una ciudad estén bien
integradas y que los habitantes puedan tener una visión de conjunto, en lugar de
encerrarse en un barrio privándose de vivir la ciudad entera como un espacio
propio compartido con los demás. Toda
intervención en el paisaje urbano o rural debería considerar cómo los distintos
elementos del lugar conforman un todo que es percibido por los habitantes como
un cuadro coherente con su riqueza de significados. Así los otros dejan de
ser extraños, y se los puede sentir como parte de un « nosotros » que
construimos juntos. Por esta misma
razón, tanto en el ambiente
urbano como en el rural, conviene
preservar algunos lugares donde se eviten intervenciones humanas que los
modifiquen constantemente. (del Obispo de Roma, o el papa
Francisco, en su encíclica LAUDATO
SI).
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