En el fondo y trasfondo, las tabaibas; y por
ellas...
“... os colocaré en vuestra
tierra...”
(Ez 37, 1-14)./ “... nos toca no
callarnos...” (del canario [cannarii] san Agustín,
obispo, sobre los
pastores).
... no veo los ajustes por ningún lado; tampoco un
cambio de dirección. Y esto, se hace cada vez más, insostenible (¡se lo
pregunten a Cáritas!). Estamos inflacionados (de inflación, no confundir con
inflamados, ¡que también!). Aquí, no reducimos nada. Seguimos en mayores gastos,
y en menores producciones (mejor: ninguna producción, salvo lo que todos
sabemos, pero que de nada nos sirve).
¡Claro, que obedientes, nos pidieron desde
europa menos producción, y han cedido bobaliconamente! Y la crisis va en aumento
imparable. Y, ni restauración y por descotado nada de competitividad (salvo en
los campos de fútbol, donde tampoco ganamos, pero nos entretienen y hacen mirar
hacia otro lado (nunca mejor dicho: ¡echando balones fuera!). Y así, bajan
los sueldos, y bajan los precios (ejemplo: la leche y cualquier cosa que
´simbólicamente se produzca), con lo que suben las deudas. Y, de los ahorros, la
deflación. No crecemos (solo en parados). Se rompe el mercado; poca demanda
(casi ninguna); crecen las deudas; las estructuras se debilitan; padecemos
contracción (y no precisamente de abdomen, ¡que también!). Sin empresas, no
podemos crecer. Seguimos tocando fondo (¡y lo que te rondaré, morena!). ¿Cuándo
la recuperación, si seguimos cayendo? Competitividad, ninguna; demandamos
productos. Bajan los precios (bis). Todo lo importamos con beneficios para los
exportadores (y los políticos). Crece la depresión. El paro y los parados,
también crecen. Se hunde el consumo. No prestan. Suben los impuestos (nos van a
cobrar hasta por el sol [¡cierto!]). Cada vez más, la economía se debilita. Caen
precios y sueldos; sube la emigración, también la inmigración. Las autoridades
no cambian. Difícil supervivir. No hay fuga de capitales, sino de intelectuales,
que emigran, sin sueldos, sin trabajo (¡por eso!). Y la crisis sigue. Los
políticos sin credibilidad. Solo acumulan los bancos. Esto, se derrumba. No
tenemos industria local alguna. Todo viene de más allá de las fronteras y por
los mares surcados (en lugar de surcar la tierra propia). Mercado laboral no
tenemos (salvo los relacionados con los distintos y múltiples gobiernos). No va
a ser fácil salir de la crisis a corto plazo; vemos la incapacidad de los que
nos gobiernan, desde la ineptitud (patanes) y el desconocimiento (burros); solo
pusieron sus caras en las elecciones (fotos), y no soluciones (programas). Están
intelectualmente incapacitados (de muy bajos coeficientes intelectuales). Y de
europa, antes de que nos echen, deberíamos salir (pero ciegos, no la ven venir).
Y si nos mantienen -como a Grecia- no es por nosotros, sino por el prestigio de
ellos, y las repercusiones de la salida, pero, ¡es que no hay otra! De lo
contrario, vamos a permanecer en la crisis por tiempo indefinido (¡largo me lo fiáis -que dijera el
Quijote-!)...
El Padre Báez.
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172. Los países pobres necesitan tener como prioridad la
erradicación de la miseria y el desarrollo social de sus habitantes, aunque
deban analizar el nivel escandaloso de consumo de algunos sectores privilegiados
de su población y controlar mejor la corrupción. También es verdad que deben
desarrollar formas menos contaminantes de producción de energía, pero para ello
requieren contar con la ayuda de los países que han crecido mucho a costa de la
contaminación actual del planeta. El aprovechamiento directo de la abundante
energía solar requiere que se establezcan mecanismos y subsidios de modo que los
países en desarrollo puedan acceder a transferencia de tecnologías, asistencia
técnica y recursos financieros, pero siempre prestando atención a las
condiciones concretas, ya que «no siempre es adecuadamente evaluada la
compatibilidad de los sistemas con el contexto para el cual fueron
diseñados»[128].Los costos serían bajos si se los compara con los
riesgos del cambio climático. De todos modos, es ante todo una decisión ética,
fundada en la solidaridad de todos los pueblos.
173. Urgen acuerdos internacionales que se cumplan, dada
la fragilidad de las instancias locales para intervenir de modo eficaz. Las
relaciones entre Estados deben resguardar la soberanía de cada uno, pero también
establecer caminos consensuados para evitar catástrofes locales que terminarían
afectando a todos. Hacen falta marcos regulatorios globales que impongan
obligaciones y que impidan acciones intolerables, como el hecho de que países poderosos expulsen a otros
países residuos e industrias altamente contaminantes. (del obispo de Roma, el papa
Francisco en una de sus encíclicas, la LAUDATO
SI).
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