A los tabaiberos: ¡escuchemos a los Obispos!...
“... y... se le abrieron los
oídos...” (Mt.7, 31-37).
... la CV Asamblea Plenaria de la Conferencia de los Obispos Españoles, aprobó
una Instrucción Pastoral, que lleva
por nombre: “Iglesia,
servidora de los pobres”, y ello
ocurrió el día 24 de abril de este año 1915, en la ciudad de Ávila, a donde
fueron los Obispos de peregrinos para
cerrar dicho encuentro episcopal, dado que se está celebrando el V centenario
del nacimiento de la santa del lugar: santa Teresa de Jesús, la reformadora del
Carmelo. Pero, vayamos al Documento, de la dicha Asamblea Plenaria, que ofrece a
los creyentes y a los que quieran escuchar la voz de los pastores u Obispos, que nos muestran la
gran preocupación de la Iglesia frente al dolor de tantísimas personas, como los
que están causando esta dichosa crisis que nos azota a todos, en este
empobrecido país (españa).
Como ya veremos -en días sucesivos- los Obispos analizan en este
escrito los motivos o razones que nos han traído a la situación actual que
padecemos, dando origen a esta así llamada crisis, que lo es también, más allá
de lo económico, pues afecta o llega a lo social y a lo moral; y quieren (los Obispos) iluminar toda esta
cuestión, basándose en la propia Doctrina Social de la Iglesia, la situación que
nos atenaza y oprime, y nos ofertan propuestas emanadas desde la fe, animando al
compromiso de todos y a no perder la esperanza, queriendo alcanzar la dimensión
social de la vida de los más desfavorecidos, con nuestro acompañamiento y
reflexión. Hermoso y valiente documento de los Obispos, el cual
desgranaremos poco a poco, frente al silencio de los medios, por donde ha pasado
desapercibido; que tantas buenas intenciones, no queden en saco roto, ni se
arrinconen en biblioteca alguna olvidadas tantas sugerencias, estudio, denuncia,
etc. Por hoy lo dejo aquí, y en días sucesivos comentaremos desde El Tabaibal,
lo que nos viene de tan alta como importante estancia, que aunque no es nada
nuevo para estos comentarios tabaiberos, viene como anillo al dedo este
documento de los Obispos a refrendar lo que
desde hace dos años venimos (vengo) diciendo de otra forma o
manera.
El Padre Báez.
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Y, del papa Francisco, Obispo de Roma, de su
encíclica LAUDATO
SI:
148. Es admirable la
creatividad y la generosidad de personas y grupos que son capaces de revertir
los límites del ambiente, modificando los efectos adversos de los
condicionamientos y aprendiendo a orientar su vida en medio del desorden y la
precariedad. Por ejemplo, en algunos lugares, donde las fachadas de los
edificios están muy deterioradas, hay personas que cuidan con mucha dignidad el
interior de sus viviendas, o se sienten cómodas por la cordialidad y la amistad
de la gente. La vida social positiva y benéfica de los habitantes derrama luz
sobre un ambiente aparentemente desfavorable. A veces es encomiable la ecología
humana que pueden desarrollar los pobres en medio de tantas limitaciones. La
sensación de asfixia producida por la aglomeración en residencias y espacios con
alta densidad poblacional se contrarresta si se desarrollan relaciones humanas
cercanas y cálidas, si se crean comunidades, si los límites del ambiente se
compensan en el interior de cada persona, que se siente contenida por una red de
comunión y de pertenencia. De ese modo, cualquier lugar deja de ser un infierno
y se convierte en el contexto de una vida digna.
149. También es cierto que la carencia extrema que se
vive en algunos ambientes que no poseen armonía, amplitud y posibilidades de
integración facilita la aparición de comportamientos inhumanos y la manipulación
de las personas por parte de organizaciones criminales. Para los habitantes de
barrios muy precarios, el paso cotidiano del hacinamiento al anonimato social
que se vive en las grandes ciudades puede provocar una sensación de desarraigo
que favorece las conductas antisociales y la violencia. Sin embargo, quiero
insistir en que el amor puede más. Muchas personas en estas condiciones son
capaces de tejer lazos de pertenencia y de convivencia que convierten el
hacinamiento en una experiencia comunitaria donde se rompen las paredes del yo y
se superan las barreras del egoísmo. Esta experiencia de salvación comunitaria
es lo que suele provocar reacciones creativas para mejorar un edificio o un
barrio[117].
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