Sin tabaibas, todo sería
diferente...
“... si hubiera muchos pastores... Dios no quiera que
falten nunca pastores, Dios no quiera que lleguemos a vernos faltos de ellos... por falta de
pastores –como anunció el profeta que ocurriría en futuros tiempos de
desgracia-...”
(del obispo canario [cannarii] san Agustín de Hipona, de
un sermón suyo sobre los pastores).
... ¿para cuándo una recuperación verdadera? No nos
sostenemos. Los políticos no responden. Mienten. Nadie les cree. No crecemos; no
hay trabajo. No detienen esta crisis desastrosa, que avanza. Ningún plan en
marcha. De la austeridad, no vamos a salir en largo tiempo. Lo de ellas, es
ajustar, y nos contraen. Y no cambian de rumbo.
La universidad, ni investiga ni
ayuda. Nos quieren hacer creer, nos recuperamos; ¡tamaña falacia! Es, la canción
más repetida. No tenemos políticos, sino electoralistas e ideólogos baratos. Y,
los administradores, no administran. Son voceros huecos. Solo saben echar la
culpa a los anteriores en el cargo, sin hacer algo. Y así, vivimos en la
restricción, sin más. La situación, es calamitosa. La colectividad calla,
absorta en los partidos (no políticos), de fútbol. Andamos ralentizados; no
funcionamos. Recesión, es el término correcto. ¡Si al menos tuviéramos sector
privado!; pero, ¡ni eso! Y europa, es la culpable (algún día lo verán claro).
Los excesivos gastos de la clase política, nos han traído -en parte- a estos tan
bajos niveles, que nos han privado del bienestar que teníamos, tiempos ha.
Grecia, nos da la mano. El euro, nos separa o divide. Se ingresa poco, se gasta
mucho. Despilfarran. Y vamos de caída libre. La economía no emerge, no crecemos,
no hay trabajo, y la prosperidad así es imposible. ¡Vaya futuro nos aguarda!
Lejos, muy lejos está el éxito. Y no hay otro programa, no hay programa. Tampoco
donde apoyarnos. Estamos estancados. No se hacen reformas. No hay equilibrio,
tampoco estabilidad. Con nadie competimos, y -repito- no crecemos. Solo
debatimos sobre fútbol. Y, aunque cambian los políticos, no cambian de política;
distintas siglas, idénticos resultados. Andamos desorientados, (por tanto sin
orientación). Va siendo hora de rechazar la macroeconomía. Esto no funciona;
está parado. Nos tienen asqueados. Nos hundimos. La soberanía real radica en los
bonos. Seguimos en declive. Decrecemos. Los bancos han perdido fuerza (son y
están débiles); el desempleo sigue subiendo. Paro. Somos dependientes. Estamos
en crisis económica. Andamos parados. Todo se fue en construcción. Y, en más
gastos que ingresos. Nada producimos. Con nadie competimos. Nada exportamos.
Solo se dedicaron a la construcción, y de aquellos barros, ¡estos lodos (o de
aquellos lodos, ¡estos barros!)!
El Padre Báez.
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II. Diálogo hacia nuevas
políticas nacionales y locales
176. No sólo hay ganadores y
perdedores entre los países, sino también dentro de los países pobres, donde
deben identificarse diversas responsabilidades. Por eso, las cuestiones relacionadas con el ambiente
y con el desarrollo económico ya no se pueden plantear sólo desde las
diferencias entre los países, sino que requieren prestar atención a las
políticas nacionales y locales.
177. Ante la posibilidad de
una utilización irresponsable de las capacidades humanas, son funciones impostergables de cada Estado
planificar, coordinar, vigilar y sancionar dentro de su propio territorio.
La sociedad, ¿cómo ordena y custodia su devenir en un contexto de constantes
innovaciones tecnológicas? Un factor que actúa como moderador ejecutivo es el
derecho, que establece las reglas para las conductas admitidas a la luz del bien
común. Los límites que debe imponer una sociedad sana, madura y soberana se
asocian con: previsión y precaución,
regulaciones adecuadas, vigilancia de la aplicación de las normas, control de la
corrupción, acciones de control operativo sobre los efectos emergentes no
deseados de los procesos productivos, e intervención oportuna ante riesgos
inciertos o potenciales. Hay una creciente jurisprudencia orientada a
disminuir los efectos contaminantes de los emprendimientos empresariales. Pero
el marco político e institucional no existe sólo para evitar malas prácticas,
sino también para alentar las mejores
prácticas, para estimular la creatividad que busca nuevos caminos, para
facilitar las iniciativas personales y colectivas. (del obispo de Roma, el papa
Francisco, en una de sus encíclicas, la LAUDATO
SI).
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