Ya llegaron, ya están aquí...
... los tenemos entre nosotros, y nos vienen a matar las
cabras. No se lo debemos permitir; vamos a obstaculizar esa matanza e impedir,
aunque para ello nos cueste días por esas lomas, por nuestra tierra a
defendernos como lo hicieron los guaches, que estuvieron casi un siglo de guerra
para impedirles la conquista, no seamos como América, que los dejó entra como
Mateo por su casa.
No permitamos que cual otro Tenesor Semidán, el cabildo
entregue a andaluces nuestro mejor y mayor tesoro: las cabras. Defendamos lo que
es nuestro, y la envidia y aspiración de la ganadería mundial. Son nuestras
reservas, para cuando el pienso transgénico que les obligan a comer a las
tabuladas o en explotaciones, a las que les prohíben el pastoreo libre, las
tengamos para sustituir con sus crías a las que morirán, como sucede ya, que no
cesan de morir. Sanas y libres de enfermedades las libres las tenemos que
proteger y defender de los rifles que paga el cabildo para exterminarlas, y todo
por un puñado de euros que les envía Bruselas, a la que han engañado haciéndoles
creer que cuanto han forestado falsamente con dineros venidos de allá, y que
emplean entre ellos y sus amigos, les dicen que las cabras se lo han comida,
¡mentira cochina!, y entonces Bruselas les pide que maten las cabras si quieren
seguir recibiendo dinero (500,000,00 euros ensangrentados con sangre de nuestras
mejores cabras). Pongámonos a la vera de los tiradores, y con esta acción no
violenta, no pegarán ni un solo tiro. Nos toca desplegarnos por la isla, por
donde anden estos matones y quien los vea, lance la voz, para que podamos
sumarnos.
El Padre Báez solicitando la movilización del pueblo,
para defender a los pastores, dueños de dicha cabras, que sin tabular, las
madres tienen cencerras y están marcadas, y no las pueden apañar, porque se
mueren en el acto, como reconocieron en la reunión habida recientemente en el
Valle de Agaete, y cosa que sé de antiguo, de cuando acampaba cada verano (36)
en Gu-Guy.
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