La biodiversidad tabaibera (antes “canaria”), y las
cabras...
... un servidor les ofrece una reflexión en torno a lo
que el presidente insular A. Morales, ha escrito sobre la matanza de nuestras
cabras libres en media isla, para llenarla de cedros del Líbano en su lugar y
puesto: En primer lugar es una mentira cochina, la de este señor cuando afirma
sobre la proliferación de cabras, a las que sin serlo, las llama salvajes.
Y
siguiendo con sus falsedades o mentiras, las cabras no reducen ninguna
biodiversidad, sino todo lo contrario, son expansivas de dicha biodiversidad,
como es público y notorio. No dice ni la verdad, ni la razón verdadera que les
mueve a este genocidio. Las batidas debiera hacerlas a las serpientes, perros y
gatos, pero no a nuestras hermanas-madres cabras. Que nos son cabras
asilvestradas, pues si estaban a medio kilómetro del Risco de Agaete, donde tan
cercanos a la población (300 habitantes), son domésticas, y tienen dueños.
Mentiras haya que recuperar ningún bosque endémico (sí tendrían que recuperar
todo Tirma donde papas y frutales daban cada semana dos y más camiones de frutas
y hortalizas al mercado y ahora solo tienen basuras, como podrán ver mañana en
Mírame Tv, a las 21 horas [y repetidos el sado y Domingo por la tarde]). No hay
amenaza posible como demuestro en el párrafo anterior, y lo pueden confrontar.
Repito, no hay -como dice el citado- ganado asilvestrado. Tampoco hay cabras
guaniles (¡a ver si se enteran y llaman las cosas por su nombre: cabras libres,
cabras libres, cabras libres! ¡A ver si se enteran!). No dañan absolutamente
nada, nada, nada. Son una bendición, y las reproductoras de la biodiversidad (no
vamos a repetir cómo, que lo saben hasta los tontos). No cabe control alguno
contra las cabras libres; ni hacen daño alguno, y a nada molestan. Apañarlas es
la mejor forma de sufrimiento animal y matarlas a hambre, se niegan a comer
hasta que se mueren. ¡Déjenlas donde están!, que ni molestan, ni se comen nada
endémico; endémicas son ellas, las cabras habida cuenta del número cada vez
menor gracias a los rifles andaluces expertos en dejarlas heridas sufriendo (hay
imágenes miles). No hay que capturarlas, ¿para qué? Hay que dejarlas donde
llevan más de veinte siglos. Nuestras cabras no están en el islote Es Vres, ni
lo que allí hacen es extrapolable. Y se guarden el absurdo de la erosión de un
Macizo pétreo o marmóreo (pero, ¡qué argumento más idiota maneja!). Enchufados y
estómagos agradecidos del cabildo firmaron, lo que anula la falsa intención al
ser “obligados” contra sus voluntades, como muchos de ellos me lo han
manifestado y estoy obligado a no descubrirlos. Y que las cabras son invasoras,
le pregunto: ¿llevan con nosotros las serpientes dos mil años? ¡Ah, babiecas del
carajo, cómo se quieren reír de la gente y hacerlos comulgar con ruedas de
molinos! Que están reforestando con basuras, te plantan donde papas, acebiños,
viñátigos, sabinas, pinos..., en lugar de olivos, albaricoques, higueras, etc.
Las cabras se comerían esto último, no lo que forestan (porque re-forestar, es
volver a plantar lo ya plantado, que justo es lo que hacen, porque nada pega a
pesar de las telas metálicas de gallineros y hierros mantenedores. Nuestras
cabras nos son cabras montesas, ¡allá ellos! Y por más que las maten en el
mundo, no es justificación para matar las nuestras (la mejor cabra del mundo).
Nada, que nos vamos todos fuera, a vivir donde podamos, para que esto vuelva a
ser un bosque, y en Madeiras (maderas), hagan lo m ismo, ¡no te digo! Eso,
plantamos pinos, matamos cabras, comemos pinocha. Y hay que ser ingenuos,
pretender coger cabras libres; pensaban estos sabios era posible, sin contar el
riesgo de sus propias vidas en ello. Todo cosas de “técnicos”, ¿técnicos en qué
y por qué universidad?, ¿la de la vida? ¡Claro, cosas de ecologistas y de
miedoambiente!; ¿cuántos de ellos ordeñaron jamás en sus vidas una cabra o
plantaron un cantero de papas?, ¿técnicos en qué? ¡Ah, y científicos, frente a
los burros y analfabetos del campo, ellos todos universitarios dando lecciones a
los sabios de la tierra (el cabildo los premia; después, los callan)! Pero si
hasta acepta y sabe hacen un mal matando las cabras, ¿por qué lo hace? No tienen
nada que explicar, solo quieren mangonear, engañar, forzar, coaptar, presionar,
acosar, etc. y eso, eso no es de hombres serios, sino de gentuza. Y punto.
¡Dejen en paz a las cabras! Esto es lo que le dice el que está como una cabra,
según el presidente en la definición de un servidor, y ahora llamado por el
mismo “telepredicador”, ¿o se refiere a cualquier otro?
El Padre Báez, que con respeto sumo y educación contesta
o responde a su presidente cabildicio, sobre una visión equivocada y totalmente
errónea de su visión de los hechos, que él tergiversa y nos quiere convencer,
sin lograrlo de sus falacias (viendo euros de Bruselas en vuelo a las arcas del
ente, con el que mentir forestando, a cambo de matar nuestras
cabras).
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