Tal vez quiso decir esto, y le salió lo
otro...
... que el del ente insular, en el XI seminario
internacional de comarcas sostenibles, celebrado la semana pasada en santa
Lucía, sobre el futuro que nos aguarda de seguir consumiendo energía fósiles,
las cabras se morirán de hambre (a no ser que las maten antes los andaluces).
Y
a tal fin, un tal Arvín Solheim, nos asombró con la catástrofe que se nos echa
encima, a no ser hagamos lo que se pretendió en Agüimes en tiempos atrás, porque
los de arriba, están implicados en negocios de empresas del ramo; y con esto
dicho los de sur alcaldados brincaban de gozo y alegría por la cita referencial,
de modelo a seguir, que felicitados por la ONU, la cosa se debe expandir por
toda la isla y por las otras; ¡toma modelo a imitar! Pues como hagan lo mismo
con las cabras, ¡estamos apañados (de apañar, ¡digo!)! Ha reanudado el viejo
pleito insular, con un nuevo insularismo casposo sin cagarrutas de por medio,
todo más limpio, como se sabe o se puede deducir, y anda liado con repartos de
euros, que se vuelven locos a ver a quién más le toca. Y que hay que cambear -como dice mi cuñado- la
cosa de las elecciones (¿y volverá a salir él?; sí, por la puerta de atrás,
porque si no, nos deja sin una cabra). Total que el eco-isla supone el
sacrificio de las cabritas, cabrones y baifos. Sin cabras, cabrá
un cambio económico más mejor, más limpio. Y así, los
tres del sur, en contra del cemento, solo piensan en plantar y
reforestar, aunque sean cedros del Líbano, allá arriba en el Macizo del
Noroeste, donde la lluvia generosa regará -sin tener en cuenta el cambio
climático-, porque los aires (los vientos) vienen de Tenerife, las nubes, el
agua... Y dice que el turismo así, irá por los campos, aunque no prueben la
leche de cabra, sino comiendo sabinos y piñones de pinos, ¡claro!, que
protegiendo la agricultura de retamas y beroles, también de tabaibas, lo vamos a
pasar muy ricamente, y así desaparece la pobreza, porque con leche de tabaibas,
¿para qué queremos la de cabras, que además se comen todo lo que trincan? Que,
sin las cabras se protege el territorio que ofertaremos al turismo mundial,
aunque no le demos nada producido en la tierra, entregada totalmente a
endemismos y a lo autóctono. Turismo que da trabajo de sobra y aquí, no hay
paro. ¡Y nada!, que la energía venga del cielo: viento, aire, tormentas, rayos,
relámpagos, aguas, nieblas, etc., ¡siempre y cuando el hombre coja la jose (la
hoz) y el arado!, y vuelva con la yunta de vacas, que si no, ¡naranjas de la
china! Y que aprendan e imiten los 18 ajuntas y mientos restantes de los tres
magníficos, o los tres del sur. Y para que todo sea sano, comamos leche en polvo
o -el que se atreva- de cardón. Pues, política es escuchar al pueblo, y por eso
hemos dejado de matar a tiros a las cabras; pueblo, que dejarán de apoyar a los
que van contra la Historia y la tradición. Que de conservar: ¡nada!, y de
progresar: ¡todo (bonito lema, pero ineficaz)! Y que no aceptamos lecciones de
nadie porque es que semos sabios, y “nuestro” proyecto,
está por encima de todos, que son unos conservadores, uno conspiradores, unos
sanedrines, unos ultrainsularistas, centralistas, insularistas, e hijos de
cabras (cabrones y baifos y otras cabras). Y es, si además de las cabras, no nos
dedicamos a lo verde (cedros, escobones, retamas, pinos, etc.), estamos
perdidos, pues comemos de ellos o nos morimos de hambre. Así que energetizados,
de forma limpita y renovables, salimos de ésta, Total, que estoy hecho un lío.
¡Ya!, que: con agricultura y ganadería, vamos a salir del paro, y por eso ¿las
cabras?, ¡ya veremos lo que haremos con ellas, porque ensucian el campo con sus
energéticas cagarrutas, que apestan y se comen los cedros!, ¡encima! Que hay que
cambiar la cosa: ¡fuera las cabras!; ¡libres las serpientes o culebras!, que
encantadas serán un atractivo turístico, ¡que nos darán comida, sin dar un
golpe! Y dado que damos ejemplo, a ver, cuándo las otras islas imitan a ésta, y
comienzan a tiro limpio a limpiar sus islas de esa materia contaminante: las
cagarrutas, y lo cambiamos todo por energías limpias.
El Padre Báez, que se solidariza con las energías
limpias de la institución insular, y se piensa lo de las cabras: que son unas
guarras, llenándolo todo de cagarrutas, y encima comiéndose los
cedros.
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