Esta guerra, la hemos ganado
nosotros...
... el pueblo (no los medios de comunicación, a
excepción de Mírame -Tv--Canal 7, también el Canal 4, y algunos espacios en
distintas emisoras de radio; el ente o institución ha perdido. El pueblo, con
sus firmas, con sus quejas, con su manifestación, con Don Pedro Toledo, con Don
Germán Ramos, con Don Juan Santana Alonso, etc., con colectivos, con grupos, con
personas individuales, etc., entre todos, hemos ganado esta guerra.
Ahora ya,
los perdedores, podrán presentar a Bruselas las cabras matadas y les pedirán les
manden el dinero para forestar, que las cabras matadas no comen cedros, ni nada.
Y de paso, habrán reconocido, los tiradores andaluces, andan muy escasos de
puntería, pues, ¿cuántas cabras dejaron heridas? Pues, lo dicho: ahora ya sí
podrán fo-restar. Restar, es quitar. Podrán quitar a fo, que son algunos
arbolitos que se secarán, por falta de riego y por excesivo sol, sin que se los
coman las cabras. Y, como dijera Arquímedes:
“¡Eureka!”, lo conseguí (mos)! Pues mi felicitación a cuantos
intervinieron en esta batalla. La guerra, ha terminado, y cierto: hay vencidos,
y hay vencedores. Las cabras, siguen libres.
El Padre Báez, toda vez, lo
cortés no quita lo valiente, doy las gracias al autor del siguiente
comunicado:
Cabildo de Gran
Canaria
Ayer a las 19:36 ·
Las acciones de control de
cabras asilvestradas y herbívoros en los espacios naturales de Güigüi, Inagua y
Tamadaba finalizaron ayer viernes.
La próxima semana, en cuanto
sea recabada toda la información necesaria y estén elaborados los informes
técnicos, los responsables de la Institución insular comparecerán para informar
a la ciudadanía.
El Cabildo aportará datos de
la afección de estos animales asilvestrados sobre la biodiversidad de Gran
Canaria, de las medidas tomadas hasta el momento, de los resultados obtenidos
con cada una y de la situación actual.
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“... somete en
la batalla a tu enemigo...” (salmo 109). / “... dichoso quien administra
rectamente...” (salmo 111). / “...Cristo padeció por nosotros, dejándonos
un ejemplo para que sigamos sus huellas... no encontraron engaño en su
boca...” (1P. 2,
21b-24).
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