Puesto que van a volver a matar las
cabras...
... si bien con refuerzo por miedo a la gente pacífica,
cual acto terrorista, ellos armados, contra gente desarmada y pacífica, salvo
los gritos de dolor, que no contra nadie, sino por las cabras, nuestras
hermanas-madres, que este pueblo, no se duerma, que esté todo el mundo atento
simplemente, no para oponerse, no para recriminar, no para insultar, no para
agredir, no para hacer nada que no sea ser testigo, que esas imágenes entren en
la retina y de por vida se mantengan en el cerebro, y así, llegadas las urnas
estén presentes y se huya de esta gente, con apellidos políticos, a los que ni
los propios del gremio y siglas les siguen, y se queden solos o antes que se
marchen, y ¡ni se presenten!
Así que, a dormir con un ojo despierto, estando
atentos al menor movimiento para un desplazamiento, que nadie puede prohibir, si
a distancia soy observador del paisaje, y veo, cómo lo desmejoran quitando o
retirando del mismo a las que dan belleza y alegría (las benditas cabras, hijas
de Dios, como nosotros), por unas falsas -y mentirosas floras inexistente
endémicas- que endémicas son las cabras, y acaban con ellas; con ellos
acabaremos en un par de años (no físicamente, no a tiros (como ellos hacen con
nuestra esencia y raíz: las cabras), sino descolgándolos del poder y autoridad a
los que os subimos y donde se han subido portentosamente y absolutoriamente,
perdiendo principios democráticos, y pasándose a lo peor de la dictadura, pues
ninguno de los dictadores últimos lo hubieran hecho, como es el caso de los
siguientes, recorriendo el mundo: ni Adolfo Hitler, ni Losin Stalin, ni Francisco Franco, ni Benito Mussolini, ni Augusto Pinochet, ni
Saddan Husein, ni Hosni Mubarak, ni Muammar al-Gaddafi, ni Mao Zedong, ni Jorge
Rafael Videla, ni..., ¡ninguno de ellos!
El Padre Báez, que pide de rodillas, estemos atentos a
la movida, y movámonos, a lo Gandhi, sin violencia alguna (y ¡ojo!, harán cosas
para culpar a la gente inocente, como pichar ruedas de los coches, u otras
parecidas, algunas voces malsonantes contra ellos, y es de ellos mismos (los que
no están de acuerdo y se camuflan). Dice el Evangelio: “los hijos de las
tinieblas son más astutos que los de la luz”, pues a estar atentos, que hasta se
nos mezclan infiltrados. No se olvide, esto es: una guerra con armas de fuego y
todo, contra nuestra sola palabra (nunca ofensiva, sino defensiva de las cabras,
balamos (hablamos) por ellas.
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