Nos tocan, mis amigos, vivir los nuevos signos de los tiempos. Los que corren son de indiferencia religiosa, de ataques al catolicismo, de laicismo redivivo, de ateísmo sin argumentos (igual que los creyentes), de vaciamiento de Iglesias –según dicen ellos-, etc., etc. Y viene todo esto a cuento, porque se acercan los días grandes de las vacaciones de primavera, o de entre trimestres -para ellos-, Semana Santa -para los otros-, y que muchos transforman o cambian por semana profana. Pero, como siempre queda algo de los sembrado, y por nostalgia, por tradición, o por “lo de Vicente”, serán más los que se acerquen a las procesiones, más –repito- que a las celebraciones litúrgicas –las realmente importantes-, digo que, como quienes calientan motores, para un rally, andan los de las cofradías, o simples devotos sin cofradía, con los llamados “trono”, o sevillanizándose nuestro lenguaje, hablan de “pasos”, y heme aquí, que nos los muestran distintos Medios de Comunicación Social (prensa escrita, imágenes televisadas y radios comentadoras, con los portadores, cargadores o aguantas pesos de los mismos.
Y a un servidor le sorprende, que estas personas –que me merecen todos los respetos y “admiración”, recaben más interés informativo que los mismos santos o imágenes sagradas, y que otros mensajes: pregones, sermones u homilías, cartas del Obispo, reflexiones, etc., etc., queden relegados no ya a un segundo plano, es que hasta desaparecen, para en lugar de hablar del Triduo y explicarlo, de la riqueza litúrgica de estos días: Misa Crismal, Cena del Señor, Hora Santa, Pasión, Lucernario, Historia de la Salvación, Liturgia Bautismal, ¡RESURRECCIÓN de Jesús!, la Pascua, etc., como que nada de esto interesa y no tendrá ni un renglón, ni foto, ni comentario -como es la Misa Crismal y otras-, pero gastan páginas, imágenes y horas de tertulia con o sobre los distint@s cargadores-cargadoras de los dichos tronos, como si ellos, fueran más importantes que los que ellos mismos cargan.
Cree un servidor es desviar la atención, o como le pasaba al otro, que en lugar de mirar en la dirección a la que se le indicaba, miraba asombrado al dedo. Pasa en esto que les comento algo parecido o igual, y pongo un par de ejemplos para que se vea lo absurdo del hecho, pues no creo, que para vender edificios, nos enseñen los cimientos o bajos de la casa, sino todo lo contrario: la fachada, y desde ángulos que la magnifican, etc.; otro tanto, sucede con los vendedores de coches: ¿se imaginan ustedes –y vemos a diario sus anuncios- a un vendedor de una marca de coche, que en lugar de enseñarnos -con la señorita en bikini de turno- la carrocería de su coche, en lugar de mostrarnos los bajos del mismo? Y hablando de coches, ¿no es hora de sustituir a esos cargadores y cargadoras de tronos, por unas ruedas, que aunque sin motor, sea siempre más fácil empujarlos que cargarlos (no digo les pongan motor, sino ruedas)?
Pues, dicho queda, que en la Semana Santa, se nos haga mirar más, levantando los faldones del trono a ver quiénes lo llevan, si sudan, si pesan, si van cansados, si comieron fuerte, si llevan alpargatas, si van bien pegaditos unos a otros, si van bien..., en lugar de mirar, contemplar, reflexionar, etc. con las imágenes santas que ellos cargan. Esto, me parece lo importante, y menos –aunque también- los otro@s- pues, ya sería poner cada cosa en su sitio y no cambiar las cosas. No cambiar la compunción del nazareno: golpeado, escupido, abofeteado, flagelado, coronado de espina, sangrando, desfigurado, despreciado, insultado, condenado, etc., etc., por los que lo bailan, que es lo que hacen los que lo llevan –que humildemente, y penitentes-, van sin cucurucho que les tapen la cara, bajo los tronos; creo es cuestión, de dejarlos en paz, para que sea válida su penitencia y purificación (y tenga valor ante Dios, pues si ya cobran, no merecen la otra paga), si es que además se confesaron, como es obligación hacerlo por Pascua.
El Padre Báez, que les desea -ahora sí, y no en Navidad- ¡Feliz Pascua (otros dicen: “felices vacaciones”, ¡que también!; pues, que cada uno lo que celebre, que todos lo pasen bien [se de quienes participan de las dos: vacaciones y la vivencia de los actos y celebraciones, y los hay que solo se quedan en unas vacaciones “vacías”])!
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