¡Qué pena Dios mío, con el herbazal que tenemos, que la isla está convertida en un bosque impenetrable por todas partes, con una fiereza en el crecimiento de toda clase de hierbas, que da hasta pena, y estén llorando unos “ganaderos”, porque en lugar de pedir al Gobierno y cabildo les dejen pastar libres con sus ganados para que se harten de comer hasta reventar con tanto verde y grano natural, piden que no les suban el precio a los granos de pafuera con los que ellos hacen piensos!
Y piensa uno, que cuando niño y joven criado en un hogar donde habían toda clase de animales (conejos, gallinas, gatos, perros, cabras, cochinos, ovejas, caballos, vacas, pájaros, etc., etc., jamás –así vea los ojos de Dios-, jamás vi que mi padre echara de comer a sus muchos y variados animales piensos, sino la yerba del campo, con tuneras, pitas, cañas, ramos de todo, y sobretodo hierba, hierba seca y verde, sementera, y cuanta yerba –ahora protegida- cortaba y segaba, para dar de comer a sus animales; ahora, no, ahora...
...ahora, los de asociaciones de ganaderos y agrícolas, no piden yerba y plantas protegidas –hasta las ramas de papas creyeron algunos de ellos habían que proteger e impidieron coger las papas-, sino que están poniendo el grito –no en la calle por la política de protección de todo lo que la madre tierra da para sustento y alimento de los animales, sino porque han contado bien y dicen que ha subido –¡y más que subirá!- un 70% los precios de los granos con los que ellos hacen piensos para los animales, cuando los animales lo que quieren es yerba fresca y olorosa, y no el veneno de tanto pienso, donde echan hasta las vísceras de los animales muertos, y los enferman después a animales y a personas que coman sus carnes, o beban sus leches...
...y creen estos sabios del campo asociados en ganadería y agricultura, que el sector va a desaparecer porque el pienso está por las nubes, a la par que no ven la tierra toda verde, por los suelos a reventar y rebosando de comida gratis y la mejor del mundo, pues es con lo que Dios en su sabiduría infinita decidió: que los animales se alimenten con la hierba del campo, sin pasar por piensos químicos, cargados de veneno. Y creen, que teniendo la isla verde de yerba por todas partes, se va a acabar la ganadería porque no hay pienso, pero ¿no ven la comida tirada por todas partes, que si no quieren segarla y coger el puño p´ la cabra, lo que tienen que jacer es en lugar de jases, soltar los animales o estacarlos en los terrenos y coman lo que Dios les ha dado gratis?
Es decir, en contra del dietario que les di antes, acerca de lo que comían los animales de mis padres -¡y estaban hermosos y horondos, gordos y preciosos, era todo lo que produce “la hermana madre tierra (en palabras de San Francisco de Asís)"-, vienen estos agasajeros a decirnos, que nuestros becerros, burros y cerdos, tienen que comer: millo, cebada (que es para la cerveza), avena (esa sí que la plantaba mi padre), soja (¡me matan y no se lo que es, ni creo se de en el Tabaibal!), trigo (que es para el pan), y dicen “etcétera” (a saber lo que se esconde en ese “etcétera”), que todo eso dicen, es la base principal para alimentar al ganado , resulta, que eso es: ¡¡¡MENTIRAAAAA...!!! La base principal, para alimentar a los ganados –si es que queda alguno- es la hierba (o yerba), y en esto, que no es un desierto, si sobra algo es eso, y si no ¡Dios nos coja confesados, para cuando llegue el verano, si algún pirómano se suelta!, porque lo que no se comen los animales, prefieren se lo coma el fuego...
... y todo lo que debieran hacer es cultivar aquí todo eso, que para eso tenemos la mejor tierra y el mejor clima del mundo, y hasta podemos producir, en contra del mundo, hasta tres cosechas al año, dada la benignidad de nuestro clima, en lugar de pedir lo haga otros para nosotros y encima que nos lo regalen (¡cógelo cuco!), y mientras nosotros de carnaval como la cigarra de la fábula todo el año, ¡no te digo! Porque a ver en qué cabeza cabe: teniendo la posibilidad de cultivar aquí de todo, y sin cultivar ya tenemos comida de sobra para toda la cabaña y mil más que hubieran, resulta que estas lumbreras asagajaneras, están esperando que eso mismo, nos lo hagan para nosotros: Francia, Estados Unidos, Alemania, Brasil, y medio mundo, y nosotros aquí de brazos cruzados, ¡hay que ser lerdos o gandules!, por no decir caraduras y otras cosas malsonantes.
Que no conforme con todo esto, esperan que China, India, Rusia, con los millones de bocas que tienen que alimentar, además nos manden para nuestras vacas, cabras, ovejas y gallinas la semilla o grano que ellos necesitan para sus población hambrienta, a la par, que nosotros dejamos se coma el sol la hierba; nada plantamos y que lo hagan otros para nosotros. ¡Palos habría que darle a estos sub...., y romperles la boca, para que se callen! Recuerdo me decía Don Antonio Cubillo; “...Padre Báez, ¡cuanto me gustaría estuviera en EE.UU., para que viera usted kilómetros y kilómetros, que se pierde la vista de un producto, y luego vienen kilómetros y kilómetros de otros...”, y aquí..., aquí..., aquí...: ¡¡esperando nos bajen los precios!!
El Padre Báez, que se asombra al ver que piden de lo que tenemos o con lo que podemos suplir lo que no hace falta traigan de fuera, es decir: como aquel, que murió pobre y tenía -sin saberlo- un tesoro enterrado en el jardín; pasa que aquí, sí que sabemos tenemos el tesoro en el campo: todo lleno de hierbas, cañas, zarzas, etc., todo: comida de animales.
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