Sabido es, que no todos sirven, ni valen para lo mismo; y según talentos, cualidades, aptitudes etc., lo que se llama “vocación”, pues unos a una cosa, y otros a otras. Y así, según esto, habría que –de alguna forma- seleccionar y buscar entre la clase estudiantil aquellos que se puedan sentir llamados a la ciencia arqueológica, porque les gusta, porque les apasiona, porque valen para eso.
Si esto se tuviera en cuenta, tendríamos en la arqueología a un personal más y mejor cualificado, por amar lo que han estudiado. Tampoco hace falta sean lumbreras, sino que sienten inclinación y gusto a esto. Se pudiera hacer a tal fin, un taller, para detectar a quiénes realmente tienen capacidad para este menester.
Y si necesario fuer,a más de un taller, con el fin de ir seleccionando a los mejores y más capacitados. Piensa uno, la universidad, debe tener profesores capacitados para hacer estas pruebas, y a tal fin, ella misma debiera organizar estos talleres, que dirigidos a estudiantes que sientan pasión o interés en esta materia, sean objeto de un trabajo, para acercar al los yacimientos, patrimonio, arqueólogos, y ello tanto en el terreno, como en las aulas o Museo.
Necesitamos, profesionales, que tomen el relevo, y que sean verdaderamente aptos y vocacionados, y no solo aquellos que arbitrariamente pudieran llegar, sin los requisitos necesarios, pues no cabe la menor duda, no todo el mundo vale para médico cirujano, por poner un ejemplo.
Todo pudiera comenzar, por visitar un yacimiento y observar quienes se interesan con interés, para ya posteriormente pasar a tomar parte en talleres, donde se les puede canalizar más y descubrir, quién de verdad debe dedicarse a esto –que un servidor, considera cuasi sagrado-.
Por supuesto, no quiero decir lo que se pudiera hacer, pero lanzo algunas ideas: analizar, hacer pruebas, descubrir restos humanos, separar cerámicas de entre piedras, entre éstas distinguir material lítico, restaurar una pieza de cerámica, etc. Y ya después, un seguimiento, y becas, y acompañamiento, etc.
El Padre Báez, que sueña ver algún día a profesionales serios y bien capacitados en esto del patrimonio, yacimientos, Historia, etc., para garantizar un futuro mejor en estas ciencias y arte, en las que nos jugamos nuestra propia identidad y cultura.
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