Mas allá de la cueva rayada de Gáldar, hay en el rico patrimonio guanche, manifestaciones mil, de otro tipo de yacimientos, además de poblados, casas, cuevas, etc., que están lo edificios de culto, que se los saltan –no se si por aconfesionales, ateos, laicistas e indiferentes a todo lo religioso; pues el culto, en la vida de los guanches, era algo prioritario.
En este sentido, tenemos un verdadero tesoro, y las excavaciones, han dejado al descubierto manifestaciones miles, dando materiales abundantes y confirmándose así lo que las crónicas y otros escritos nos han transmitido. Y así, los restos de la arqueología aportados por distintos y variados yacimientos, nos aportan mucho material de la cultura religiosas de nuestros ancestros.
Lástima, no se tenga un catálogo de estos edificios de culto guanche, para poder conocer y visitar esos lugares de culto, y que son auténticos y verdaderos santuarios y lugares religiosos, que nos dan pruebas de una religiosidad guanche, y que de alguna manera subsiste en la memoria colectiva de todo aquel, que sea fiel a sus raíces.
Los almogarenes, las casas de oración, las cazoletas, los canales, etc., son un reflejo claro donde reconocer la religiosidad de nuestros antepasados, pero, más allá de los edificios en concreto a tal fin, andan insertados en los otros, otras manifestaciones de una fe, que les hicieron fuertes como ningunos hayan habido en el mundo. Los ritos guanches, llenan nuestra Historia antigua, con sus prácticas de distintos ritos y ceremonias.
Muchos otros lugares por excavar, confirmarán más aún si cabe, estos lugares y santuarios, y en más de un caso, lugares a los que se les ha dado otra función o finalidad, si se estudiara a fondo, se descubriría que era muy otra la dedicación de los mismos: a la cosa religiosa, como lo evidenciaría un mayor rigor y liberando de arqueólogos, los perjuicios religiosos, que los hacen enmudecer o cambiar el valor de lo descubierto, echando balones fuera con magias, y estrellas, cuando la función religiosa, no admite la menor duda.
El Padre Báez, sabe que cuanto aquí digo, lo saben los que son serios, y ellos: en museos, conservadores, directores, arqueólogos, autores, etc.
En este sentido, tenemos un verdadero tesoro, y las excavaciones, han dejado al descubierto manifestaciones miles, dando materiales abundantes y confirmándose así lo que las crónicas y otros escritos nos han transmitido. Y así, los restos de la arqueología aportados por distintos y variados yacimientos, nos aportan mucho material de la cultura religiosas de nuestros ancestros.
Lástima, no se tenga un catálogo de estos edificios de culto guanche, para poder conocer y visitar esos lugares de culto, y que son auténticos y verdaderos santuarios y lugares religiosos, que nos dan pruebas de una religiosidad guanche, y que de alguna manera subsiste en la memoria colectiva de todo aquel, que sea fiel a sus raíces.
Los almogarenes, las casas de oración, las cazoletas, los canales, etc., son un reflejo claro donde reconocer la religiosidad de nuestros antepasados, pero, más allá de los edificios en concreto a tal fin, andan insertados en los otros, otras manifestaciones de una fe, que les hicieron fuertes como ningunos hayan habido en el mundo. Los ritos guanches, llenan nuestra Historia antigua, con sus prácticas de distintos ritos y ceremonias.
Muchos otros lugares por excavar, confirmarán más aún si cabe, estos lugares y santuarios, y en más de un caso, lugares a los que se les ha dado otra función o finalidad, si se estudiara a fondo, se descubriría que era muy otra la dedicación de los mismos: a la cosa religiosa, como lo evidenciaría un mayor rigor y liberando de arqueólogos, los perjuicios religiosos, que los hacen enmudecer o cambiar el valor de lo descubierto, echando balones fuera con magias, y estrellas, cuando la función religiosa, no admite la menor duda.
El Padre Báez, sabe que cuanto aquí digo, lo saben los que son serios, y ellos: en museos, conservadores, directores, arqueólogos, autores, etc.
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