¡Qué pena de verborrea en torno al turismo, por parte de políticos, comentaristas, economistas, y otros, que no quieren ver, fue, es y será nuestra ruina! Se les llenan la boca, babosamente repitiendo unos lo de los otros, para querer convencernos del absurdo mayor que hay: el turismo nos devolverá a la riqueza y situación anterior, es decir a antes de los años 50-60, cuando todo el mundo trabajaba y comía, gracias al campo, el mismo que quieren sin tocar, para que los turistas lo vean bello, cuando la estética del campo está precisamente -sin turistas- con sus ovejas sueltas, sus cabras sueltas, y los agricultores en sus siembras sueltos y en sus cercados sueltos de papas, que son los únicos que nos van a sacar del hambre y la miseria en la que nos meten cada vez más el turismo paupérrimo (quiere decir “pobrísimo”) que se asoma por estas desgraciadas –cada vez menos y a menos que irá, tan pronto se normalice el norte de África-, aunque bellas islas de puestas de sol maravillosas, pero que no nos dan de comer, sino se trabaja de sol a sol. |
¿Se pensó alguna vez –y un servidor no lo sabe- unir en una exposición, material o piezas de las siete islas, y así tener una visión de conjunto (y no parcial) de nuestra Historia y Patrimonio? Si se hizo, se puede repetir, y si no: ¿no están tardando en esa muestra, que debe viajar después por todas y cada una de las islas?