martes, 15 de marzo de 2011

LA SITUACIÓN DE LOS YACIMIENTOS.

        A un servidor le preocupa –¡y mucho!-, la situación de nuestros yacimientos, en franco deterioro, sin que el patrimonio cabildicio ponga freno alguno al respecto. El estado de los yacimientos –por lo general-, es demencial y muy lamentable. Es urgente la actuación por realizar. Y conste, que para todo ello, no hace falta un desembolso descomunal. Todo será cuestión de cuidar y prevenir mayores daños a los yacimientos, algunos en estado mas que crítico.
    Arqueólogos, arquitectos, historiadores, topógrafos, geógrafos, etc., en un trabajo multidisciplinar, han de unir esfuerzos y conocimientos, para desarrollar una actividad, que debe ser la prioritaria en esta sociedad nuestra, que por tanto y tanto tiempo, ha tenido en abandono y descuido, las joyas del pasado guanche.
    ¡La de personas, que a lo largo del año, en sus paseos y senderos, se cruzan y pisan, sin especial protección, nuestro legado cuasi sagrado! Y todo eso, sin un control, sin asesoramiento, sin protección, sin señalización. Nada está signado; ningún cartel fijado señala algo o nada. Y ello, a pesar de estar los yacimientos en lugares estratégicos. Ningún cicerone, nadie que explica algo; ningún guía. ¡Cada cual interprete lo que quiera, sin un plano, ni esquema, ni nada!
    Lo más necesario y urgente, es: vallar y proteger los yacimientos; trabajos de rehabilitación o de excavación, que exigen grandes presupuestos, pueden esperar, pero no el defender lo que tenemos con vallas y otros elementos. La lluvia, se ha ido llevando alturas de casas, hasta desaparecerlas; el viento –y sobre todo la acción humana- han desaparecido hasta poblados y han destrozado grabados.
    Pero, todavía, las excavaciones furtivas o propias de desaprensivos, que depredadores han roto y han perdido verdaderas joyas de todos. El hecho que nada se haga en los yacimientos, unido a las visitas sin control, hacen un daño irreparable (sin que esto importe al cabildo). El perjuicio es imparable, y creciente.
    Y así, nos encontramos con estructuras, que se encuentran en un estado incalificable. En el pasado se comenzó, lo que no se ha seguido; y ha quedado, como una operación sin cerrar -por tanto abierto y expuesto-. ¡A saber cuánto ha sido robado o/y desaparecido!
    ¡Hasta casas se han permitido construir dentro de yacimientos arqueológicos, que son un insulto a la cultura, sin que nadie las haya mandado a derribar! Todo por amiguismo, del señor alcalde (pongamos que hablo de Telde, sin más precisión). Y si los que deben proteger, son los que permiten acciones como la citada, ¿qué cabe esperar?
    El Padre Báez, que confía y espera las instituciones protejan los yacimientos, y no permitan situaciones como las aquí señaladas. Ojalá estos mis escritos, provoquen una respuesta inmediata.

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