Tanto los mejicanos, como los canarios, podemos afirmar, somos –gracias a nuestra cultura anterior- unos lugares privilegiados, al poseer -ellos y nosotros-, una gran cantidad de yacimientos arqueológicos: 200.000 en México, y los nuestros por contabilizar. Tenemos ambos: ruinas miles, y –sin necesidad de ir a Egipto- pirámides. Allá en Paquimé, Chihuahua; Teotihuacán, etc.; aquí en todas las islas, por todas partes.
Nos une: tengamos de nuestros antepasados, sus vidas y filosofía, sus culturas y sus obras, todo ello muy apreciado por la clase turística, con su influencia en las respectivas economías. Compartimos también, que la mayor cantidad de yacimientos, están expuestos a depredadores y no todo está protegido, de tal forma y manera, que solo una mínima parte, es la que está visitable.
Lo que precede, deja al descubierto, que es muchísimo el material que desaparece, al ser objeto de saqueos; razón por la cual, hay que salvar el patrimonio y evitar esa lacra que los amenaza. Y así, piezas aztecas, como guanches, se encuentran fuera de su ubicación primera, como es en nuestro caso las momias –entre otras-, sin que hayamos conseguido lo que en México, que lo saqueado, regrese a su lugar de origen.
El hecho de estropear o sustraer arte de los pueblos citados, es debido y facilitado, por la falta de vigilancia, vallado, protección, etc. Un servidor sabe, que los lugareños saben más de los yacimientos, que los propios arqueólogos. Y no corremos la misma suerte, cuando el gobierno mejicano controla lo denunciado, mientras que aquí el gobierno (cabildo), ¡mete planchas de hierros, por el suelo de los yacimientos, sin más!
Así que, no espero, que en su día Javier Gil Pérez, estudiante agaetense, en la capital (D.F.) de México, a su regreso, no se traiga ninguna pieza, y más cuando esto allí lo tienen bien controlado, a no ser que sea una pieza falsificada. Lo dicho, que ellos, como nosotros, debemos luchar, por salvar nuestra cultura –ellos ya lo hacen-, expresada en ese rico y amplio patrimonio, ya que el futuro será esperanzador, cuando hinque sus raíces en el ayer.
El Padre Báez, que mira más allá del Atlántico, si bien mi licenciatura, la obtuve, con un trabajo sobre el siglo XVI en Perú (los incas). Entonces, América era: México (toda América del Norte) y Perú (toda América del Sur). Entonces me dijeron (los del tribunal examinador): “Ud., ve muy bien la historia desde aquí, ¿por qué no se pone en el papel de ellos?”; desde entonces, entré en el alma de los guanches (y escribí: “Alma Guanche: la historia de Canarias, en el siglo XV, vista por cien guanches”, y otros libros [“Cuerpo guanche...”; “Espíritu guanche...”; “Arquitectura...”). Pero, ¡no “vine a hablar de mis libros”!, como el otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario