Y no, no es que esté uno de antojo, sino que si existiera la posibilidad de pedir a un hada (al patrimonio arqueológico e histórico del cabildo) tres deseos, los tengo bien pronto y no es cuestión, ni de pensarlo, de inmediato pediría (pido):
Primero: que se ponga en funcionamiento, variados talleres, para enseñar a los más pequeños –y así iniciarlos en el amor y respeto por lo más sagrado que tenemos después de Dios- nociones primarias de arqueología, y comiencen a aprender todo lo que se relaciona con el mundo de la investigación arqueológica (sin excluir en todo esto a los mayores y ni a cualquier edad, siempre que sea a un nivel de principiantes).
Segundo: que en la misma línea no falten distintos talleres, y no es cuestión de darles sobre qué materias distintas, que las hay y muy variadas (cerámica, grabados, pintaderas, casas o poblados, etc.). Por ejemplo, se puede iniciar a los mayores en una actividad restauradora. Piénsese, que se trata –tanto de pequeños como de mayores, de personas que no tienen grandes conocimientos de arqueología, y se trata de iniciarlos (repito)-, pero que previamente estimulados se interesen por estos asuntos tan trascendentales, para nuestra cultura y futuro.
Tercero: pensando en los de grado superior o universitario, que la susodicha universidad –la última en el listado de espakistania (es decir la nuestra: la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria [lo único que tiene grande es el nombre])- organice distintos cursos, que bien pudiera implicarse en ello la facultad de Arquitectura, y estudie las razones ocultas aún del misterio de los edificios guanches en forma de cruz, y otros aspectos (consulten mi libro: “Arquitectura Guanche”) tanto en sus alzados, como en los de cuevas. Eso sí, siempre y cuando se cuiden y cuenten con la colaboración del departamento de Historia, y del Arte.
Si esto consiguiera, me daría con un canto en el pecho, que dijera el otro. Me parece de capital importancia, antes que estudiar ballenas muertas o el paseo por los mares de las tortugas bobas. ¡Que salgan del mar, y pisen tierra firme, hombre; que ya está bien de vivir de espaldas a nuestra real cultura, saber y entender!
El Padre Báez, que sigue soñando utopías, que espera algún día dejen de serlo y se hagan “Luz”, y por tanto realidad.
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