¡CUCHILLOS Y CALDEROS!
La verdad amigos, que me matan y no se a dónde se va a comprar cuchillos y calderos; no se si hay lugares especializados para ello, si ferreterías, si grandes áreas comerciales..., y es que de eso, está uno bien servido, y tantos que hasta sobran en casa. Lo que uno –un servidor- no pensaba jamás, es que unos periódicos, que se encargan de vaciar la mierda toda de espakistania sobre estas desgraciadas islas, como si tuviéramos poca, es que en lugar de venderte por el € y 10 céntimos diarios o el € y los 50 céntimos del sábado (o 3,00 € si compras los dos), ¡nada digamos ya lo de las 700 pesetas de antes si compras los dos los Domingos!, es que además te vendan esas armas para cortar, y esos cacharros –que no deben ser de calidad, sino baratijas, para pobre gente pobre- te los vendan los periódicos.
La verdad, que como cuando acaban con una, comienza con otra, y toda vez, que uno masoquista, los compra a diario para ver qué tonterías nos dicen y cómo echan balones fuera, sin criticar a la mano que les dan de comer, digo que tienen uno de vez en cuando hacer limpieza en casa, y tirar a la basura todos aquellos “regalos” de los cupones –gracias a lo que consiguen a duras penas mantener a algunos lectores, cuando retroceden en ventas a la velocidad de vértigo, que o venden algo o cierran el panfleto-, que te llenan y afean la casa, por lo chabacano y ridículo de dichas promociones, que una vez y otra te las repiten, y dice uno, pero ¿son vendedores de todo, o de noticias e información? La pena es que la periodista que echan de uno, la recibe el otro; y el gran periodista Paco Díaz, toda vez que es periodista de investigación, y éste sí que no se calla, ni se vende, ni hay quien lo compre, y llama las cosas por su nombre; a este no le publican, absolutamente nada (¡cuanta publicidad iban a perder!).
Pero, dice uno: ¡pobre profesión, que para subsistir, tienen que dedicarse a vender chucherías y engañar a la gente! Pena, que la prensa robe y haga competencia a los mercados y tiendas del ramo, de lo que ellos, en lugar de investigación, crítica, comentarios, etc., se dedican a vender bobadas, que no les corresponden ni es cosa del gremio. Y, que uno pague esos papeles -que antes, hasta servía para algo que todo el mundo hace, pero que con papel más suave, como que no, y ya ni para eso-, y es el caso que compras esos papeles (repito), y te encuentras con dos páginas enteras –y no una detrás de la otra, sino seguidas, con la foto de lo que te venden, en un alarde exageradísimo de autopublicidad, que nadie, nadie, nadie, la hace para casos y cosas más importantes, aunque sea pagándoles, que es hasta una vergüenza, y luego se regodean, con fotos y más fotos de los que recogen esas maravillas de “regalos-compras”.
Y el engaño del cupón, es que es medio precio o parte del precio, porque te publican aparte un recuadro, donde te dicen sí a los cupones, pero tienes que pagar no se cuánto, dependiendo de lo que sea. Y es que es muy bonito, lo del refrán: “zapatero (¡no confundir con ZP!) a tu zapato”, porque que el médico se dedique a curar perros, y el veterinario a curar a personas, como que no; como que la ferretería venda lo propio, y no se lo apropie el periódico, porque en todo caso, ¡licencias aparte para vender!, no deja de ser una competencia bastante desleal, y por tanto algo injusto, que debe tener flipando o saltando de rabia, a los verdaderos vendedores de eso que les vende –impropiamente- los periódicos (que tienen o deben tener otra función), porque si entro en una zapatería no pediré frutas y hortalizas, y si compro un periódico, ¿a qué viene lo de venderme-“regalando” de todo?
Y, como cada dos veces al año, y de forma alternativa, repiten y repiten las mismas promociones de ventas-regalos-competencia con los del gremio, pues, que los hay que tienen ya cuchillerío y una calderada tal, que no saben qué hacer con ellos: si darlos y regalarlos –cosa que no vale para eso (porque son fantasía)-, si tirarlos, o deshacerse echándolos al contenedor de la basura, porque ¡vaya hartera de vender-regalar y competir con otros del ramo, siempre con lo mismo, pero es que llevan así, la tira. Y claro, bueno es lo bueno, pero no lo demasiado; y eso de tener en casa hasta quinientos cuchillos, cuando con uno solo basta y sobra; y, eso de tener en casa un camión de calderos, cuando con uno es suficiente, como que no es cosa de cuerdos, que te den-vendan siempre lo mismo. Piensen el número de calderos y cuchillos, quien desde hace 15 o 20 años (¡y los hay con más años!) recibiendo y guardando o amontonando cuchillos y calderos. ¡Una pasada, que compre Ud., el periódico p´ eso!
En una ocasión nos regalaron-vendieron a cachitos la Virgen del Pino; en otra, nos daban unos cuadritos chiquititos, de las islas ¡vamos, como para colgarlos en un recibidor o sala de estar!; en otra –y cada Navidad, distintos modelos de las figuritas, si un año con un papá no él, otro con pingüinos-, y así cada año diferente. Y uno cree, debieran dejarse de estas majaderías, y no regalar-vender sino vendernos sin regalar (¡sobran cupones!) las noticias, sin más, pero con sentido crítico, y no al estilo sí güana, para no molestar al patrocinador (¡están vendidos, por eso, no nos enteramos de nada, porque además, son panfletarios de distintos partidos políticos a los que les hacen la cama!), y así no hay ni prensa libre, ni independiente, ni imparcial, ¡que ya es desgracia! Lleva uno ya tres meses, que no ve la tele, por tanta basura; tendré que hacer lo mismo –ya lo hacen muchos , ¡y cada vez más!- y dejar de comprar la prensa. Siempre pensé la radio además de más rápida e inmediata, es más libre y totalmente gratis.
El Padre Báez, que si quiere comprar cuchillos o/y calderos, seguro no irá a un periódico, porque no me parece el lugar más adecuado, ni el apropiado. Algo anda mal, cuando se invierten los papeles (¡o la crisis es tanta, que para no cerrar, se agarran a un clavo ardiendo, o se han equivocado de empresa!). Claro, que si fueran libres, venderían más ejemplares, y no tendrían necesidad de este intrusismo comercial.
P.D.- Mejor regalaran un pan y un chorizo en cada periódico, y ganaban –no lectores- sino compradores de ejemplares (¡vamos es una idea!), y no tantos cuchillos y calderos; para comer: ¡bastan las manos!, si hay hambre (¿y quién lo duda?).
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