En su día el ya fallecido independentista Elio Rodríguez Figueroa, que conoció en París al Che Guevara, entre otras ocasiones, en América, me pidió un artículo, que nunca se llegó a publicar, sobre la “Iglesia Guanche”, y aunque no conservo aquél original, sí recuerdo, que éstas fueron –más o menos- las ideas en el mismo:
Los guanches, tenían su propia Iglesia (o reunión religiosa), formada por: su Dios, su clero, sus lugares de culto, sus ceremonias, sus rezos, sus mujeres consagradas, su culto a la muerte, sus ofrendas, etc., y así:
Dios (Acorán): con pequeños matices diferenciadores en cuanto a pronunciación del término, en función de las traducciones, los guanches, creían en el único Dios: el sustentador del universo, coincidentes con las religiones monoteístas, y no eran idólatras; veían en el sol –como san Francisco de Asís- la manifestación del poder divino, al que no adoraban.
Clero (Faicanes): Eran los faycanes, los sacerdotes; los mismos que se encargaban, como en cualquier jerarquía, de los asuntos relacionados con Dios y su culto.
Lugares de culto (almogarenes): son auténticos templos o “iglesias” diseminados por la geografía insular, donde se reunían para celebrar sus Fiestas Religiosas y culto, como cualquier otra religión.
Altares (Hogarzales): para el sacrificio y las ofrendas a Acorán, siempre espectaculares por su emplazamiento, orientación, y configuración, no lejos de una concepción judaica, de donde se notan ciertas reminiscencias en todo lo concerniente a este tema.
Ceremonias religiosas (cazoletas): como lo denotan, la cantidad de canalillos y hoyos o “cazoletas”, donde derramaban leche en ofrenda a Acorán, a modo y semejanza como en otros tiempos y lugares. Nada nuevo, ni distinto.
Rezos u oraciones (baladero): curioso, que en casos de auténtica calamidad, unieran a sus gritos al cielo, implorando la lluvia, se hicieran acompañar de las cabras y bayfos, con los validos de estos, al tener hambre.
Mujeres consagradas (harimaguadas): lo que hoy y siempre hubo en otras culturas (vestales romanas), también los guanches, tenían sus “monjas”, o mujeres religiosas, consagradas a la enseñanza y cuidadoras de estos lugares santos o/y santuarios.
Culto a la muerte (momificación): y tan cercanos tenían a sus muertos, que respetando en los cuerpos sin vida a los que lo habitaron, los conservaban de diversas maneras, usos y costumbres, siempre cercanos a sus viviendas.
Ofrendas (leche, manteca, frutos, etc.): no solo leche, sino otros frutos de la tierra, como son granos, frutas (higos), etc., o de sus animales, como las grasas, etc. Se conservan, muchas de las vasijas, en las que ofrendaban.
“¡Atis Tirma!”: ha llegado a nosotros, este grito, que según muchos intérpretes, vienen a ser como un ofrecerse o entregarse a Dios, antes que caer en la esclavitud, y perder la libertad, por la que nos parecemos a Dios.
La Virgen (Chaxiraxi): es la advocación mariana en su lengua y religión de la Madre de Dios, a la que llaman: “la Madre del sustentador”, sin ser diosa, sino como en nuestro cristianismo.
Pre-cristianismo. Otras muchas manifestaciones de su religiosidad (imágenes, leyes, moral, etc.), hacen de nuestro pueblo guanche, un pueblo con una Iglesia, organizada y con manifestaciones, tan cercanas a las actuales nuestras venidas o traídas por el catolicismo, que a los guanches, por tener una similitud y cercanía a cuanto ellos vivían y creían, no tuvieron dificultad de pasar a aceptar el bautismo, y lo que con él se sigue. Y así, casi sin alterar prácticamente nada, aceptaron la nueva religión, que tenía su base en una más antigua, y de idénticas raíces o cimientos, dado que en la vida de virtudes y actitudes ejemplares, poco pudieron enseñar los cristianos a los guanches; aspectos habían, en los que los guanches les ganaban. Eran, un dechado de virtudes (confróntese, el libro del Padre Herrera -que nacido a la sombra del Bentaiga, y por tradición oral-, escribe: “Los Guanches, aquellos Caballeros”, en donde los presenta como dechados de perfección en las virtudes, en todo ejemplares y modélicos.
Sobra decir, que en un breve comentario sobre este tema, poco más pudiéramos decir, salvo que nos libremos de quienes poniendo en ello demasiada imaginación, y conocimientos antiguos, aplican a los guanches, unas creencias y comportamientos, distintos a los aquí señalados, y que de sobra -cuanto queda dicho-, está más que demostrado; en este caso, nada se inventa, porque ahí están las palabras y la arqueología, en apoyo a cuanto queda mínimamente, recogido más arriba.
El Padre Báez, que si en lugar de los siglos XX y XXI, le hubiera tocado vivir en los anteriores al siglo XV, seguro, hubiera sido un faycán (o sacerdote).
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