Aquí como allí, no nos hemos librado de distintos actos vandálicos, si bien allí, ahora por la situación de revueltas, que en lo que aquí toca, de forma permanente y continuada. Allí, se nos hablan –por de pronto- de 70 piezas estropeadas; aquí, no tenemos números, pero ese de 70, habría que multiplicarlo por 70 –como dice Jesús en el Evangelio-. La diferencia es, que las de allá, pueden ser restauradas; las nuestras, desaparecidas, son irrecuperables. Allá, no las roban; aquí...
Y es que en cuanto nuestros yacimientos, no son vigilados, están abiertos y expeditos a ser objeto de toda tropelía y más; allá, pudieron entrar en un museo y hacer destrozos cuantiosos; aquí, no hace falta entrar, porque todo esta abierto, y en cuanto a los destrozos, ya hemos dejado caer, que no hay números para contarlos. Allá o allí, hay ministro de la cosa esa de arqueología, aquí..., ¡ya sabemos lo que tenemos! Un cabido planta-pinos, que mira para otro lado, y si mira a un yacimiento, es para meterle planchas de hierro.
Que en Egipto, el pueblo consciente del valor de su patrimonio –y de él viven- lo ha cuidado; pero aquí, el pueblo analfabeto arqueológicamente hablando, hace y deja hacer auténticas barbaridades (salvajadas). Dicen que en el 2010 pasaron por sus ruinas antiguas quince millones de visitantes; por las nuestras, ¿cuantos?; ¡de vergüenza, Ud.!, de vergüenza... Y pensar, que también nosotros, pudiéramos vivir de los turistas, que visitarían nuestro patrimonio antiguo, tanto y como el de los egipcios...., pero...
Allí o allá, se han cargado dos momias –por lo pronto- aquí, nuestros pobres huesos, andan por doquier y hasta hacen columnas y cubos, rombos y cuadriláteros, también “pirámides” con ellos; ¡no te digo! Pasa, que en Egipto, los soldados protegen y defienden los yacimientos; mientras que aquí, ¿los soldados, qué...? R/. ¡Nada!, nada. Ni soldados, ni policías, ni guardia alguna, ni,..., ¡nadie!
Y ahora que los turistas, no van a Egipto, por lo que todos sabemos, y están viniendo por estos lares supletorios, ¿quién se encarga de enseñarles algo que es similar, que tiene las mismas raíces y técnica, y le muestra momias nuestras como las que van a ver ellos allá?; eso, entre otras manifestaciones, que las tenemos todas, del mismo padrón. Necrópolis, por necrópolis, me quedo con las nuestras; y en lugar de faraones, les digo: ”¡de los guanartemes (que eran los “faraones” de aquí)!"
El Padre Báez, que sabe, esto de robar objetos de los museos y yacimientos, en Egipto, siempre existió, y por eso, porque los venden, hay piezas de ellos, repartidas por el mundo –como en nuestro caso-; la diferencia es que ellos reclaman la devolución de lo que les es propio y pertenece, y nosotros..., ¿también?; ¡quiá!
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