miércoles, 24 de junio de 2015

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Tabaibolandia o tabaibocentralismo...
“... una ternera... una cabra... un carnero...” (del libro del Génesis 15, 1-12. 17-18).

“... acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañinos dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno, se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis...” (Jesucristo, según el evangelio de san Mateo 7, 15-20).

         “... y por la hermana tierra, que es toda bendición,
         la hermana madre tierra, que da en toda ocasión,
         las hierbas y los frutos y flores de color,
         y nos sustenta y rige: ¡loado mi señor (Laudato si)!...” (del     Himno de san Francisco en Laudes del miércoles IV).

“... el suelo echa sus brotes... un jardín hace brotar sus semillas... no te llamará abandonada, ni a tu tierra devastada...” (del cántico de Isaías 61, 10-62, 5).

“... germinen como hierba... y florezcan... crecerá... se alzará... plantado... crecerá... en la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso... (del salmo 91).

“... para arrancar... y plantar...” (del profeta Jeremías 1, 4-11. 17-19).

“... los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. Al ir, iban llorando, llevando la semilla; al volver vuelven cantando, trayendo las gavillas...” (del salmo125).

... que me lleva a citas de apoyo en los salmos y otros escritos, y así cual si un salmo profano fuera el tema: en ellas han puesto su confianza los políticos que las defienden; se están asentando protegidas, para siempre; y así, estamos rodeados de tabaibas por todas partes, como de aguas las islas; es el peso de las leyes y normas, sobre  los campesinos, los que no pueden extender sus manos para hacer algo;
a ellos les mueve la ambición y el dinero de las multas por daño a las tabaibas; altaneras ya copan y paran otras plantas, ya no hay capacidad para otras plantas; nada podemos esperar de una planta que solo da veneno; lo que solo existía testimonialmente, todo se ha llenado de ellas; nadie se digne propiciarle algún daño, si no quiere severamente ser sancionado (multado); algunos han pagado con sus vidas, por no poder hacer frente a descomunales multas y cárcel; estas islas las han convertido en reinos tabaiberos (tabaibolandia); sus sacerdotes o cuidadores son los del miedo ambiente y ayudados por el seprona al servicio del cabildo que cobra por ellas y paga a sus empleados con el dinero de los pobres campesinos multados; han desaparecido cultivos y ganados por culpa de ellas (las tabaibas); cuanto digo ni es una farsa y sí me quedo corto; se estima más una tabaiba que el bien de algún campesino; si en su actividad por descuido se daña a una tabaiba, espere el castigo cierto y grande; las tabaibas solo nos dan tristezas y nos traen desgracias; asiduamente las vigilan (a las tabaibas); ninguna esperanza se puede tener mientras tengamos tabaibas; somos ricos, muy ricos, millonarios en tabaibas; sin ellas (las tabaibas) el cabildo se empobrecería (no tendrían multas que poner); sobre nosotros, pesa esta maldición (la de las tabaibas); si no cambian, parece las vamos a tener por siempre; solo tabaibas se ven en la isla (e islas); inmensas extensiones de solo ellas (las tabaibas); también en lo más alto (desde la costa); ningún hombre puede librarse de ellas (las tabaibas), están por todas partes; las tabaibas, nos persiguen por todos lados (y partes -repito-); nadie que atente contra ellas es inocente, lo persiguen a muerte; “... recuerdo los tiempos antiguos...” (del salmo 142); considero la obra del cabildo; medito sus multas y sanciones (cárcel y muerte); se extienden resecando la tierra; nos falta alimentos (y trabajo), y tenemos tierras; no hay camino libre de ellas; ¿quién nos librará de ellas?; las conservan y protegen,  a nosotros no); las tabaibas nos devoran...

El Padre Báez.
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Mi llamado
13. El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común. Deseo reconocer, alentar y dar las gracias a todos los que, en los más variados sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección de la casa que compartimos. Merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo. Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos.
14. Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos. El movimiento ecológico mundial ya ha recorrido un largo y rico camino, y ha generado numerosas agrupaciones ciudadanas que ayudaron a la concientización. Lamentablemente, muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás. Las actitudes que obstruyen los caminos de solución, aun entre los creyentes, van de la negación del problema a la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas. Necesitamos una solidaridad universal nueva. Como dijeron los Obispos de Sudáfrica, «se necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios»[22]. Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades. (de la encíclica de Francisco Laudato si).
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José Herrera, me dice lo siguiente:
Magnífico Padre Báez: Me entusiasma y está dentro de la Doctrina Social de la Iglesia y especialmente del "Laudato si", su defensa de esa agricultura tradicional que por causas falsamente ecológicas, está siendo desterrada para convertirnos a todos en clientes de los grandes supermercados de propiedad multinacional.  Contra la concentración de la riqueza nos habla el Deuteronomio 17,14-20

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