jueves, 23 de octubre de 2014

teatro


Tragedia y tabaibas…
 
“… ¿quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas?...” (Jesucristo Lc 12, 39-48).
 
“… pueblo afligido…” (del salmo 17).
 
“… cetro a los que no son nada…” (del libro de Esther 14, 1-19).
 
“… las cualidades que debe tener…” (de la carta de san Agustín, obispo, a Proba).
 
“… que el carro ruede…” (del himno de la Hora intermedia del miércoles I)
 
… comienzan ambas por “t”. Deberíamos pedir justicia por la violencia del cabildo sobre la inocente gente del campo o campesinado. Una violencia silenciada, que desatada contra los agricultores y ganaderos, está acabando con ellos. Ya va para muchos años de padecer una persecución sin parangón por el simple hecho de ser campesino y ejercer de tales, como les es propio. No podemos contar ni decir cuántos han muerto por causa de esta violencia desatada, y todo por defender lo indefendible: la basura del campo en decir de los pastores y agricultores; pues desprotegido el campesino, han protegido tabaibas, retamas, escobones, vinagreras, etc., etc., y están acabando con esta tierra. Aparte los que se han suicidado, están los que se han refugiado, y así cientos -por no decir miles- de casas, de campos, de cercados, de fincas, etc., etc., han sido abandonadas y cogidas por el cabildo para pinos y otras basuras, que masacran al campesino. Y así la cosa, es imposible mirar al futuro con ningún atisbo de esperanza. La pobre gente del campo (campesinos dedicados a la tierra y a los animales), han sido y son y van a seguir siendo víctimas de la violencia ejercida por el cabildo con su doble brazo represor y castigador: el miedo ambiente y el seprona, que masacra injustamente con leyes en mano a pobre e inocente gente que nada hacen sino intentar sobrevivir, y salir del hambre y de la miseria a la que se ven avocados, y sin otra salida. Ni siquiera les compensa o recompensa con el robo y quitarles las tierras para darlas a pinos y tabaibas. Imposible limpiar un terreno donde la mala hierba se haya adueñado, porque todo eso está y lo tienen protegido. Imposible volver al sector primario en su doble vertiente. Montañas de multas sobre las mesas del miedo ambiente en curso, por pijadas o por naderías, pero todas sobre los 6.000,00 euros, las que menos, tratadas todas estas pobres víctimas según sus leyes que han eliminado las que son de costumbre y tradición. Y la violencia sigue contra los hombres del campo; no cesa. Parece como si los Derechos Humanos, no existieran para la gente del campo, pues prevalecen los de las tabaibas y otras hierbas malas antes que poder plantar papas y millo, y esto es un decir. Nada hay de mayor extremismo que el cabildo con su política de acoso y derribo al campesino, al que se le discrimina, y radicalmente quieren eliminar con sustanciosas multas, con las que pagar a ese auténtico enjambre de trabajadores, que nada hacen sino pasear, vigilar, controlar y castigar al campesino, ya sea agricultor o ganadero-pastor, pero de forma y manera radical y absoluta, cuales terroristas auténticos con acoso y derribo. Parece solo actúan con odio y violencia contra pobre gente que nada hacen sino intentar (sin conseguirlo) sobrevivir, y no ya vivir, ante lo cual cada vez son más los que se suicidan, pero no te los cuentan ni dicen. Y así, el campesino está discriminado radicalmente: el campo es del cabildo, es la doctrina practicada, sin más; quitando y robando lo más sagrado que tiene el hombre que es su propiedad. Y así, todo campo, es del cabildo. Y así, el cabildo cabalga, amenaza, intimida, abusa, irrumpe, multa, etc., etc….
 
El Padre Báez.
 
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De un joven estudiante universitario de Historia, agaetense él, me dice lo siguiente:
 
Buenas noches querido Padre Báez, aunque silencioso, le sigo leyendo en sus correos diarios acerca de la tabaiba. Hoy, me he "tropezado" con un artículo del gran Sebastián Jiménez Sánchez sobre esta planta. Le recomiendo que lo lea y bien puede utilizarlo como argumento a su tesis pues básicamente se le atribuyen unas determinadas zonas geográficas, (costas y terrenos in-productivos) y le dan utilidades varias. Bien podríamos estar exportando tabaiba en sus diversos productos, por medio mundo! y se acabaría el paro!
 
Un abrazo!
Javier Gil Pérez
 

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