domingo, 26 de octubre de 2014

escuelas y colegios

Colegios tabaiberos…
 
“… que ya no seamos niños… llevado al retortero por todo viento… en la trampa de los hombres que con astucia conduce al error…” (de la carta de san Pablo a los Efesios 4, 7-16).
 
“… como un niño en  brazos de su madre…” (del salmo 130).
 
“… falta de prudencia… falta de reflexión…” (del profeta Baruc 3, 9-15. 24-4, 4).
 
“… antes sin duda, es la tierra que el fruto, pero la tierra no es tan preciosa como el fruto; aquella exige lágrimas y trabajo, éste, en cambio, nos proporciona alimento y vida…” (de los sermones de san Pedro Crisólogo, obispo).
 
“… uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella…” (Jesucristo Lc 13, 1-9).
 
“… los ricos empobrecen y pasan hambre…”  (del salmo 33).
 
“... los malvados me tendieron un lazo...” (del salmo 118 XIV).
 
 
… o tabaibas en los colegios. No me refiero a que los pobres niños sean tabaibos según las plantas, que lo somos -y son- en cuanto gentilicio. Les aclaro: que vueltos de las vacaciones del verano, que metidos en las frescuras y primeras lluvias del otoño, los profes, además de sacar a los alumnos al recreo o a gimnasia, los saquen para que con sachos en manos, se vayan a hacer surcos y siembras, como que no, que no es de recibo, porque de los campos escolares, o huertos de escuelas, no van a salir camiones de comidas para los mercados, y porque justo lo que enseñan a los niños, y que es a plantar coles y a regar papas, es lo que prohíben y no dejan hacer a y de mayores, pues a los que son los persiguen y multan por ello, ¿es acaso asegurarse los garbanzos creando en potencia agricultores en las escuelas, para después vivir de las multas que les van a poner cuando ellos pongan en práctica lo aprendido en las escuelas en lugar de enseñarles alemán, inglés o francés, para que acabada la enseñanza en lugar de plantar y cultivar vuelen y vuelen lejos, muy lejos de aquí? Porque, ¡vamos!, que mando a mi pequeño al cole, para que aprenda a ser un hombre de provecho, y ya sea de capital o gran urbanización, donde los únicos campos son los de deporte, y les enseñen a cultivar para que después de mayores, no les dejen tocar la tierra, hay algo más que raro, algo huele mal, algo no cuela. Aquí hay gatos encerrados, como las pocas cabras que nos quedan.  Los del miedo ambiente se ocupan ahora de crear huertos en las escuelas y prohíben los huertos a los mayores, campesinos de toda la vida, ¡y éstos sí que son maestros en la cultura del campo!, pero ponen a enseñar agricultura a pobres maestros que aprendieron cómo enseñar a leer y a escribir, además de hacer cuantas, a enseñar lo que no saben y de lo que no son ni aprendices. Mal anda la enseñanza, cuando en lugar de preparar en la cultura, se dedican a la agricultura, pues que planten calabaceras, y cosecharán calabazas (suspensos), y después, cuando quieran ganarse la vida con lo que aprendieron en las escuelas o colegios, ¡multas que te pego!, y a vivir de los ex escolares que aprendieron en los huertos escolares. ¡No te digo! Esto es la repera. Malo, que el miedo ambiente proyecte huertitos en los patios de recreo de los colegios y escuelas mirando el futuro de ellos mismos (cobrar por multas, por no respetar leyes, decretos, normas, etc.); mejor los dejen con césped y sean campos de juegos, los únicos que permiten crezcan, se renueven, poden, replanten, etc. Que lo primario en las escuelas primarias, no es el sector primario, sino la lectura, la escritura, las cuentas, etc. No -si fuera padre de hijos naturales-, a mis niños no me les enseñen agricultura, sino cultura general y básica; que enseñándoles agricultura a los niños, están asegurando el ponerles multas y vivir a costa de ellos el día de mañana. Por favor, ¡despierten, coño!, que esto es así y no hay doblez de hoja; la primaria no es para enseñar agricultura, y cambiar el lápiz por la azada; ¡que no! Y ni siquiera los maestros de escuelas están preparados para el sector primario; lo de ellos es otra cosa, y nunca mejor dicho lo de zapatero a tus zapatos, o lo de maestro de todo, maestro de nada. Los niños a hacer los deberes, aprender en clase y a jugar en el recreo, pero no hacer lo que prohíben a los campesinos, y después de mayores para ser multados.
 
El Padre Báez.
 
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Éstos, son recuerdos (los de otro periodista amigo):
 
Padre Báez... deseos muchos que sigamos haciendo camino. A ver si un día le pongo un piropo a las tabaibas recordando la mala leche que daban cuando uno en Jinámar las rozaba... (P).
 
 
 

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