viernes, 24 de octubre de 2014

caos

Las tabaibas nos destruyen…
 
“… como un pastor a su rebaño… el trigo y el vino y el aceite, y los rebaños de ovejas y de vacas… y mi pueblo se saciará…” (del Cántico de Jeremías 31, 10-14).
 
“…caballos y mulos…” (del salmo 31).
 
“… miel silvestre… con flor de harina…” (del responsorio breve de Vísperas del jueves I).
 
“… trabajadores a tu mies…” (de las preces de las Vísperas del jueves I).
 
“… el lote de mi heredad y mi copa…” (del salmo 15).
 
… porque no nos implicamos a fondo en frenarlas o destruirlas. Cosas del gobierno cabildicio, que nos hace víctimas de su terrorismo, sin que haya negociación con el campesino sino las multas de por medio. En esta tarea nadie trabaja en defendernos del cabildo y este cambie. Que las tabaibas desaparezcan, depende de nosotros. Nadie defiende la tierra absorbida por las tabaibas; la tierra nos debe dar vida a nosotros y se la dan a ellas (a las tabaibas). Nosotros tenemos derechos antes que las tabaibas. Es mayor la indiferencia que las acciones en contra de las tabaibas; no hay una cultura de defensa del sector primario. Los políticos se centran en temas marginales, y echan balones fuera, y les viene muy bien la enfermedad contagiosa en la que se ocupan a todas horas,  y nos dan el parte diario 24 horas al día de una enferma y nada le importa muera el campo, por la enfermedad llamada cabilditis aguda. No hay diálogo alguno entre el ente cabildo y campesinos. A las víctimas del cabildo, no se les ofrece ninguna mesa, para que ofrezcan sus testimonios, y por tanto no hay negociación alguna. Los damnificados del cabildo crecen, y el cabildo no tiene la ocasión de mirar a los ojos a los que ellos sancionan, castigan, prohíben y multan por todo lo que hagan, por más que no tenga ninguna trascendencia, ni implicación en el medio, con mucho miedo. Mirar a los ojos a los campesinos, es verles el dolor y la impotencia, y la tragedia que viven desde hace ya más de medio siglo. Nadie está cerca de estas víctimas del campo, y de los dramas que padecen, tratándose claramente evidente de un holocausto, o auténtico genocidio, ya sea físico como psicológico, todo ello perpetrado por el cabildo; y lo peor de todo que ante tal hecho y gravedad, como si hubiéramos perdido humanidad. Ninguna conversación de cara a un posible acuerdo o negociación  para un desarrollo agrícola, ni con la ganadería relacionada con la misma. El cabildo se queda con las tierras de los campesinos, porque en ellas el paisaje priva al cultivo; y todo ello, sin la menor indemnización (que por otra parte, vendría envenenada; preferible entonces, ninguna). Ningún compromiso por parte de naide en defender al campesino y su campo. Ningunas garantías, sino mentiras y robos. Los derechos todos para las tabaibas (retamas, zarzas, cañas, etc.), pero ningún derecho para los campesinos. La cosa viene mal de atrás, no se le ve solución al presente, y esperemos el futuro venga con algo de esperanza.
 
El Padre Báez.
 
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Un poco largo, pero vale la pena; más incluso que lo propio mío, más arriba: Léelo, por favor:
 
Padre Báez:
 
Aparte de estas ideas que muy generosamente repartes, te sugiero como buena idea como de este mismo escrito puedes sacar otro donde estas mismas hierbas que citas junto con las que recoge una docena de cuadrillas de limpiadores, chóferes y capataces, en todas las cunetas de nuestra sorroballada isla, se deberían aprovechar todas estas hierbas, junto con la  tierra muy bien abonada que también recogen de las cunetas, ¡ricos abonos orgánicos!, que limpian para que discurra el agua. De esta forma el mismo esbirril cabildo que multa a fincas y granjas por no recoger y aprovechar estos nutritivos abonos, deben aprovecharlos para crear una fábrica de elaborar el tan necesario y ecológico compost. Con lo cual se generarían al menos una veintena de nuevos y necesarios empleos, y no como hasta ahora, sulfatando-envenenando estas hierbas y como botarate tirándolas a la basura. Tal como tú mismo reciclas y produces tu propio compost, dando un excelente ejemplo en tu vivienda particular. ¡Cuánto más el cabildo, como organismo público que debería ser el primero en dar ejemplo sin embargo el muy esbirro sí multa a otros infelices e inocentes! Por llevar la contraria a la lógica más elemental y con su típico espíritu de contradicción, realizan todo lo contrario y por el odio -inducido por sus amos en la metrópolis- que sienten por la agricultura y ganadería al despreciar éste nutritivo y ecológico compost. No por despiste ni por error, porque ya les hemos informado de ello en exceso, solo lo realizan por maldad, punible, al seguir erre que erre, arrojando y desperdiciando esta gran riqueza en el lejano vertedero de Juan Grande, donde no aprovechan nada de nada, a pesar de que el Cabildo se ha gastado cientos de millones en el camelo, con "coimas", de sus  "últimas y más avanzadas tecnologías de reciclaje". Mientras, entrando en la isla toda clase de plagas, chiratos, picudos rojos, culebras, escorpiones, etc.
 
¡Bravo, Bravo!, como buen  "cuervo de Tamarant", aún hace más daño a los pastores, agricultores y, hasta el propio Medio Ambiente, el que tanto alega proteger, que su antiguo coleguilla en el cargo hace medio siglo, Matías Vega Guerra, el "esbirro de los pinos", como le llamaban nuestros abuelos, los sufridos y tan humillados pastores.
 
Si necesitas algunas fotos de enormes cestos y bolsas con estos nutritivos compost apilados a cientos en las orillas de las carreteras para desaprovecharlos en el vertedero, te los envío cuando me los pidas.
 
F. D. G.
 
 

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