sábado, 26 de abril de 2014

despedregamiento


Tabaibas, entre Temisas y Santa Lucía…

 

… algo así como a mitad entre ambas localidades, ya saliendo de lo bajo de Temisas, y en lo alto y llaneando, es cuestión, de tener un buen todo terreno, o un viejo Toyota, de los de hace treinta o más años, y para más detalle, una ranchera, y desviándose de la ruta señalada, y al margen izquierdo, es cosa de bajar por donde nadie pasa, y el último ni se sabe cuándo, la pista de tierra, no es transitable, ¡ni mucho menos!, por lo accidentado, estrecho, piedras, baches, etc. pero atrevido y con buen coche, alto y de los de antes, y dispuesto a zarandearse en el mismo y cual si por mar picada y de fuerte oleaje se bajara, se puede llegar hasta la presa que se ve cuando se viene desde Ansite y aledaños hacia Agüimes por la carretera de los Cuchillos, a donde irremediablemente y molidos como un saco de papas, se llega a donde explanada, corral de cabras, y ya en carretera normal, dejando atrás el reino más puro y autentico de las tabaibas, pero con la particularidad siguiente: ruta accidentada por la orografía del terreno, laderas, barrancos, barranquillos, lomas, tesos, pero abundando los bajos, desniveles, y todo ello con los clásicos bocados o cercados que previamente limpiados de las piedras que hacen de paredes, dejando a veces tiras de hasta un metro o algo más de ancho por lo que de largo se pudo según la morfología del terreno, es el testigo de lo que debiera ser ruta turística y etnográfica, para que se deduzca el trabajo duro de nuestros antepasados, que convirtieron un pedregal en tierras fértiles donde en otros tiempos, aún recientes, crecía la siembra que les precedían los más diversos granos, pero sobretodo trigo, cebada, centeno, etc. hoy todos aquellos sudores, esfuerzos y fatigas, para que en lugar de granos, leche de tabaiba por todos ellos, con las viciosas tabaibas, en su libertad más plena cual insulto, burla y cachondeo contra aquellos -difuntos ya- que dejaron toda una construcción de arquitectura tradicional y costumbristas, donde se salpican los pesebres de animales y lugares de estancia de unos y otros. Todo se lo carga la maldita tabaiba, que ignora aquellas tierras invadidas y colonizadas por ellas, no fueron hechas para ellas, más que ladronas, protegidas en lista de plantas a no dañar…

Sencillamente: ¡indignante! Si aquellos hombres y niños -también mujeres- resucitaran…, y vieran en lo que ha quedado sus anhelos, sueños y esperanzas, se volverían a morir del susto y sorpresa. Donde ellos granos, los políticos de ahora ¡leche de tabaiba!

 

El Padre Báez.

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