martes, 15 de abril de 2014

cuatro


Cuatro tabaibas…

 

… cuatro desgracias; pues, que va y se le nacen, en un descuido, en su terreno, que en barbecho daba descanso a la tierra, pensando en la alterna y ya próxima sembrada o plantación y para colmo de males y sorpresa, encuentra cuando se dispone a soñar con el fruto por venir, he aquí su gozo en un  pozo, toda vez, que ni tres ni cinco sino cuatro tabaibas desafiantes, arrogantes, soberbias, pletóricas de lecha amarga, reta a achicado y miedoso dueño terrenal, que asustado huye y asombrado se esconde, por no caer en la tentación que le haría pagar sustanciosa multa, o aguardarle cárcel, si dañara a intrusas tan poderosas, y que no en tres cruces cual calvario, sino en cuatro, cuatro tabaibas de lo suyo se habían adueñado, y derrotado y hundido, deprimido y desorientado, va y viene y cual paño de lágrimas me cuenta su desgracia: en lo suyo, donde pensaba en cosecha y todo ya preparado, aperos, estiércol y semillas, cuando se encuentra este tesoro cabildicio, y que si lo ven, que si lo denuncian, que si se las tienen fotografiadas, que si esto, que si lo otro, que si a sus vecinos y parientes, que si a todo el mundo, que si a él, que…, que…, mi consejo fue: “¡ni te atrevas!”, a no ser que quieras correr la misma suerte de tantos otros desgraciados. Pues hasta aquí mi triste y real comentario; mejor, información, suceso o acaecido, que como ustedes verán, refleja una situación que pueden multiplicar por cuanto quieran y se quedarán cortos, pues sabido es que inmisericordes andan quienes aterran más que asustan porque si usted toca una tabaiba, te desgracian, no es ya que te desgracien la vista, ropa o piel, es que alcanza a tu bolsillo, y si no pagas, se cobran con tus bienes y todo, porque sin plantarlas, por semillas que vuelan o saltan, en lo tuyo, en lo suyo, se nacieron -en este caso- cuatro tabaibas.

 

El Padre Báez.

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