jueves, 27 de septiembre de 2012

Políica...

Política juvenil
(para Radio Las Palmas, el Programa “Suena la tarde”, que dirige y presenta Don Santiago García Ramos):

Algo gravísimo, está pasando con nuestra desgraciada juventud. Y lo peor todavía es, que sobre el tema no se escribe, ni se habla, ni se debate, sino que campean a sus anchas, en total libertinaje.

Me refiero a esa fiebre juvenil, que cual enfermedad cabalga sobre los que tendrán en sus manos el futuro, o las consecuencias del presente. Se ha imbecilizado de tal forma a los pobres muchachos, que están idiotizados, y lo veremos más claro, con un par de ejemplos: Ya no se distingue entre el chico de ciudad o del campo, todo el campo ya es orégano y ancha es castilla, que los que empiezan a vivir, lo hacen por la noche, como las lechuzas, y ello les lleva a perder la noción del tiempo y lugar, y no saber ni cuándo ni dónde se vive; y si tenemos en cuenta, que a ese comportamiento o actitud señalada se llega, porque llenos de alcohol y de droga, nada sabe de los días que viven, ni en qué mes estamos.

Nada celebra, toda vez que sus días son celebraciones empatadas unas a otras sin interrupción, y que cuando raya el día, es cuando se recogen, justo cuando unos pocos que trabajan, comienzan la jornada. A éstos, aunque nacidos, y aparentemente personas, han quedado despersonalizados, pues sin razón y sin libertad, son otros los que los manipulan, piensan y deciden por ellos. Y tal es la cosa, que si alguien pusiera la moda de usar la escupidera en lugar de gorro, saldrían todos a la calle con el orinal en las cabezas, que en este caso junto con llevarlas vacías, las tendrán malolientes.

Un director de orquesta muy poderoso, se esconde detrás de todo esto, con todo un ejército de fieles servidores de la causa. Y así, para más volverlos locos, se les cambian las fechas, con dos navidades: una religiosa –la de siempre- y otra en verano; dos despedidas del año y dos bienvenidas del año (una cuando lo marca el calendario, y la otra cuando a ellos les parezcan y como tienen réplicas cual terremotos, lo que se hace en Vegueta, se repite de pueblo en pueblo y tiro porque me toca.

En estas fiestas sacadas de contexto y llevadas por cualquier sitio, sin reparo alguno, y sin prohibición de autoridad alguna, corren –como es público y notorio- la droga y el alcohol, y todo ello disfrazado de botellón o/y machangadas, y justo lo que se debe prohibir, perseguir y castigar, es lo que se fomenta, se facilita y se provoca desde la clase gobernante.

Pues, vamos a ver si ustedes mis amigos la cogen, o si las ven venir, que aparte que sean cómplices y culpables de la situación (me refiero a la autoridad, si es que hay autoridad), que camuflándose niños –pues los llaman menores, si les faltan un día para los 18 años-, la clase política unida a la comercial, promocionan –repito- estas movidas, donde sin control por parte de nadie, el emborracharse (o si lo prefieren “embriagarse”), en las calles, por más que en las casas contiguas nadie pueda dormir ni pegar ojos, y en las plazas, donde al día siguiente van los camiones a retirar las toneladas de estiércol y de basuras, recogiendo jeringas, condones, vómitos, heces, etc., etc., todo ello con el visto bueno, permisividad, permisos pertinentes, autorizaciones, publicidad, informes desde los distintos medios para el efecto llamada (nunca para criticarlos), porque en un país donde la libertad es hacer lo que cada uno quiera, y no lo que deba, todo se respeta, y está permitido, menos el descanso de muchos, la salud de casi todos, y el enganche de por vida, si es que se puede llamar después vida a eso, y que nada pueda decir unos padres, porque si denunciados por sus hijos se los meten en la cárcel o se les prohíbe acercarse a ellos, más allá de los 500 metros, porque el padre dejó atrás toda su responsabilidad de tal, desde aquel momento en que nueve meses antes de nacer lo engendró. Ahora ya es hijo de la noche y le cuida la autoridad, que a todo le va a decir sí mi niño, lo que tú quieras, tu padre es tu peor enemigo.

Y, que callen los padres, hasta es comprensible si estamos en democracia, pero es extraño, que los preventores (previsores) de la drogadicción, nada digan como esperando sin más a nuevos y más clientes; que callen los de las drogas, por si después les dan premios, por no poder rehabilitarlos, hasta uno lo comprende; pero ¿por qué callan, los psicólogos, los psiquiatras, los sociólogos, los profesores universitarios, los médicos, la policía, la guardia civil, la cruz roja, etc., etc. pero, lo peor todavía, ¿por qué los medios de comunicación sociales callan?, ¿por qué calla la sociedad, que nada dice sino que las palmeras se están secando, pero ¿es eso todo lo que preocupa a la gente, y es lo prioritario?

Está en juego la pervivencia de una identidad, cada vez más menguada; se ha caído en el peor y mayor de los borreguismos, ya sin iniciativas, sin cambios, sin nuevas perspectivas, sin horizontes, sin fe, sin cultura, sin trabajo, sin principios, ¿a dónde va esta generación, que se pierde irremediablemente, sin que nadie reaccione y haga algo por salvarla y cambiarla de rumbo? Todo se les va como complemento echarlos al campo a correr, cosa que solo hacen los que aún les quedan algo de fuerza, pero que los visten con carísimos equipajes, robándoles el dinero que no tienen y metiéndolos en un también mal rollo, y si llegan a la meta, aunque sea el último y a muchas horas del primero, habrá que celebrarlo, con más alcohol, y tal vez se corrió gracias a la droga, que jóvenes o juventud drogada, alcoholizada, borracha, trasnochada, faltos de higiene física y mental, y que nadie, nadie, nadie -absolutamente nadie- se rebele contra unos políticos corruptos que así corrompen a lo mejor de la humanidad: la juventud.

Porque si algo cabe esperar de políticos sensatos y con verdadera vocación de servir al pueblo (y no que se sirvan del pueblo (ya hemos visto en sus declaraciones de bienes cómo poseen millones de euros por cabeza), digo que si fueran políticos o gobernantes serios y con moral, debieran preocuparse en lugar de permitir cuanto queda dicho, es o sería orientarlos al bien, al orden, a la disciplina, a la superación de vicios, a corregir desvíos, suprimir la noche con cuanto le acompaña y se les guíen. Y en resumen, debieran orientarlos al estudio o al trabajo, según posibilidades y capacidades., porque tenemos para ellos, ambas opciones (centros de enseñanza o educación, e incluso universidad y campo donde plantar y cuidar animales aprovechando la sabiduría y enseñanza de los pocos campesinos que nos van quedando).

Y vuelvo con lo ya señalado o apuntado: extraña sobremanera que no haya una auténtica revolución social, en contra de este estado de cosas, que arruina nuestro futuro y sus presentes (de los jóvenes). Que si esto permite la clase política, es la prueba más evidente de la ineficacia y de la incapacidad que tiene para estar donde están y deben abandonar el barco de la soberbia y de dejar hacer sin más.


Pero, no voy a descubrir nada que no se sepa. Y es, que la clase política –toda ella- sabe, que la única forma y manera de dominar, manipular a su antojo, llevarlos a las urnas cada cuatro años para que les voten a ellos y así perpetuarse en la corrupción del poder, sin hacer nada bueno sino para ellos mismos, es tener a esta gran masa de pobres desgraciados, metidos en la droga, y con las botellas siempre en las manos. Una juventud, así perdida, no les causan problemas, y son los que los mantienen en el poder. De ahí, que nada hagan para cambiar este panorama.

Añadiré todavía algo más: y es que, aparte del fracaso social que supone todo esto, y el retroceso de la sociedad que recula a épocas y lugares de salvajes, llevándose por delante a las familias sin autoridad, a los jóvenes perdidos, a los niños que ingresan y siguen a sus más cercanos en años o edad, y en un mundo donde la autoridad o gobernantes, solo vale  para ir a las Misas de los patrones sin creer, y prometer mantos a las Vírgenes para callar y comprar al clero,  digo, que unos políticos, que no velan por recuperar valores, principios, moral (al contrario, los critican y se ríen de ellos por creerlos viejos y obsoletos, religiosos o ñoños, nos están llevando al ranking de los primeros puestos en todo lo malo: fracaso escolar, ni estudio, ni trabajo, droga, alcohol, paro, la noche, sexo, perversión, contra natura, etc. etc., donde la única fórmula que dan los políticos, para entretener al populacho, y drogado no sean un problema es: carnaval de tres meses, ramas, charcos y traídas de aguas por miles y miles de zombis, que danzan sin saber por qué y se desplazan como plagas a donde haya una romería (ronería), un tenderte, unos bochinches, celebraciones de lo que sea, y por si era poco, lo único y primeros en el mundo: a celebrar dos veces, la Navidad, la semana santa, fin de año, el verano, etc. etc.

Concluyo: los políticos, han vuelto este mundo al revés, y gente descerebrada, les votan, les siguen y hasta les aplauden. Un servidor, ¡no!

El Padre Báez.

 

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