viernes, 14 de septiembre de 2012

¿cabras o...

¿Cabras o incendios?

En espakistania, al igual que en lusitania (Portugal), se están llevando a cabo iniciativas, que en el tabaibal, debieran imitar. Se trata de prevenir los incendios, con la explotación caprina.

Interesantísimo proyecto (en el que un servidor viene años –antes que estas iniciativas continentales- insistiendo en ello, sin resultado alguno positivo; a ver si imitan ahora, lo que aquí se ha propuesto miles de veces), que consiste en llevar el ganado caprino, lanar y otros a las cumbres, que es donde siempre se incendia el territorio de pinares.

En este caso, de llevarse a cabo mi propuesta, y la que nos viene ahora de fuera –la misma- además de evitar los incendios, por el mejor y único método eficiente y eficaz (ganados sobretodo de cabras), se complementaría con el consiguiente ahorro en la alimentación de los ganados, al comer lo que da la tierra, sin que para ello, haya que traer comida prensada de fuera, granos  y piensos de dudosos efectos en la salud de las cabras y otros animales. Y el gran logro subyacente en todo esto, es la evitación y desaparición del paro, al poder volver el hombre a la agricultura y a la ganadería. El campo, volvería a estar poblado.

Pocos lugares más ricos en pastos y forrajes como los nuestros, reservados y protegidos, solo en espera de algún incendio que los consuma en lugar de comerlo los rumiantes. Basta ver cómo está la isla: sellada y repleta de pasto, que crece de forma viciosa, descontrolada, vigorosa y totalitaria, sin que nadie se beneficie de su riqueza, que estando como está –que no te la dejan ni tocar- favorece la maleza, el matorral, que son la materia prima de los incendios.

Algunas cabras asilvestradas andan sueltas, por nuestros riscos, pero están amenazadas de muerte, porque se las pueden cazar, ya que han sido consideradas perjudiciales, porque dicen “se comen los pinos”. Tamaña mentira, imbecilidad y absurdo, que ha sido creído por los que quieren acabar con cualquier residuo animal, cuando en otros lares es justo lo que se procura, porque nada como para prevenir incendios, como las cabras sueltas o pastoreadas.

Desgraciadamente, estamos siendo testigos, de las cabras que exportan, con el  fin de reducir el número de cabezas, cuando es todo lo contrario que se debiera hacer: multiplicarlas, cuando cada vez se ven menos y ya casi ni hay, y son animales próximos a desaparecer o extinguirse, dadas las exigencias y condiciones para tenerlas legales.

Nada he dicho aún, de las otras consecuencias positivas de las cabras si sueltas o en rebaños, y que es el producto de las mismas, en cuanto leche y carne, al margen de la limpieza de la tierra (en Caideros de Gáldar, Cristóbal Moreno, las llama “las escobas del campo [a sus ovejas]”).

Hay que volver a aquellos tiempos donde los pastores eran tantos, que tenían problemas con los rebaños de otros. Hay que ampliar el número de estos animales o parecidos (vacas, caballos, mulas, burros, cerdos, etc.), hasta llenar el territorio de los mismos, que son ell@s l@s que entre otras tareas, favorecen la reforestación, con el traslado del polen y semillas, de un lugar a otro, como siempre ha sido y nunca pusieron en peligro la desaparición de nada, sino que ahora es cuando desaparece flora (y fauna), al desaparecer el cauce para su divulgación o multiplicación (entre otros, las cabras).

Idea ésta, que está calando en los dos países anteriormente citados en el continente, a los que se suman y crecen de día en día uniéndose al proyecto tan natural como útil, los distintos dueños de terrenos que los aportan y se asocian para tener en ellos, a las mejores previsoras de incendios, como son, las cabras.

Ya el primer resultado es la contratación de personal, que cuide del ganado, luchándose así de paso, contra el paro.

Concluyo, con el título del artículo, que pueden consultar en www.elmundo.es “Cabras contra incendios”, diciendo un servidor, y pregunta: ¿Qué pretenden?, ¿cabras o incendios? La opción por estos lares –desgraciadamente- está a la vista.

El Padre Báez.

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