jueves, 6 de septiembre de 2012

Nuestra...

Nuestra Fiesta Mayor (para Radio Las Palmas):

La Virgen de Teror, nos llama. Teror, se convierte, por María, en el centro de peregrinación de toda la isla, y de las otras islas, y de más allá de las islas. Es, la Fiesta de la Diócesis de Canarias, por tanto de Gran Tabaibal, de Fuerteventura, y de Lanzarote (La Graciosa, queda incluida).

Antes de continuar, permíteme quien me escucha, que recuerde aquella infancia en brazos de mi madre primero, pagando promesas a la Virgen; más tarde, de la mano de mi padre, ya caminando, de noche, por entre parrales y cercados de millo -¡ya se entiende!- alumbrados por un mechón, es decir una botella con petróleo con un trapo de mecha, y desde media noche caminado a Teror, con todo el pueblo, en riadas, para llegar a la Santa Misa, Procesión y comprar un caballito de cartón, una camioneta de tablas, y más tarde un romance, una pluma, y el rito del pan con uvas (entonces no habían chorizos de Teror); y regresar, para el otro año, repetir lo mismo: saludos a los primos, a los tíos, ver los puestos, y hasta el presente, que sí, se va de ronería la inmensa mayoría; entonces, se iba de romería, parando por los ventorrillos. He ahí la diferencia.

Razón por la que dadas las nuevas circunstancias, comenzaré, retomando el hilo de lo que traía, que ojalá en nuestra fiesta anual de la Virgen en su Nacimiento o Natividad de la Virgen, los que hasta Ella se lleguen o hasta las calles del pueblo o villa, aún sin verla, pero que porque va la gente, y tal y como Vicente, haya en esta ocasión un poco más de limpieza por los caminos y carreteras; que los buenos modales y la educación -¡que es muy bonita!- luzca, como corresponde a un pueblo civilizado y de ahí el civismo con el que se ha de proceder -que significa “caminar”-.

Y puesto que se trata de una fiesta con tanto arraigo, que por excelencia es la fiesta de esta isla y Diócesis, se mantenga las buenas costumbres y mejores usos, para que no quede la impresión en nadie que pueda observar, se trata de un pueblo salvaje. Y hablando de salvajes, voy a lo que considero una auténtica salvajada. Me refiero a la víspera de tan señalado día, que desgraciadamente merma la grandeza del día siguiente o propiamente el día, es decir, la famosa y popularísima ofrenda. Y es aquí, donde me gustaría puntualizar algunas ideas:

-        Respetemos la tradición, y para ello cuidemos ser fieles al pasado, y no seguir en la deriva que actualmente tienen para no pocos oferentes, que más creen vienen a un carnaval que a un acto religioso.
-        Como su propio nombre lo indica, se trata de una ofrenda, por lo que sobra toda apariencia de carroza, ya que se trata de llevar una simple carreta (que viene de carro, sin más), con lo que se va a ofertar.
-        No se trata de reproducir en la carreta -convertida en carroza- ninguna copia en pequeño de algo propio del lugar de origen, sino que lo que ésta debe traer, es simple y llanamente productos del lugar. Productos, que sabemos el destino que tienen y a éstos les sobran copias de artilugios del pasado o la promoción que a costa de la Virgen y so pretexto de la ofrenda hacen algunos, o casi todos.
-        Cabe decir de los productos, sea de la tierra y así cada lugar ofrezca lo que produce. Eso sería y es lo razonable. Aunque a decir verdad, algunos debieran traer pinocha, pero como ésta no se come, busque tunos y almendras, higos y queso, que es un decir.
-        Ofertando productos de la tierra, es como se promociona el sector primario y se destaca la labor del agricultor y del pastor o ganadero; de ahí, que sea eso: aceitunas, plátanos y tomates, por apuntar algo, recordando que los acebuches, tabaibas y cardones, nada producen y éstos que los lleve el cabildo (pues es lo que planta).
-        Lamentablemente, algunos ajuntas y mientos, al no producir casi nada o nada, tienen que echar mano de productos de fuera. En ese caso los compre al ajunta de al lado, y si ha de ser de fuera de la isla, no se promocione Valencia, Murcia o Asturias, pues estamos en el Tabaibal y se ha de ofrendar productos de la tierra, o simplemente cambiarles de envase. Y sean esas las señas de cada pueblo, y no maquetas carnavaleras, que desdicen del hecho en sí, de una romería-ofrenda.

Por supuesto, en esto que acabo de decir, salvo lo que lleva el cuño propio de mi pensar y decir, me considero un discípulo de nuestro director del Programa, Don Santiago García Ramos, que como pocos, ha luchado desde hace años, por la pureza y la singularidad de nuestra fiesta de la Virgen de Teror, y no hago, sino lejanamente sumarme a cuanto él tantas veces ha dicho, y que por mi parte no hago sino aportar algo, que no complementa, sino que recuerda lo que él tantas veces y años viene diciendo.

Desgraciadamente, pueblos hay que van a llevar alegorías arquitectónicas y otras, para mostrar algo del patrimonio propio o etnográfico, sin venir a cuento, y solo porque cambian carreta por carroza, y creen van a un carnaval a exhibir  la maqueta de algo que tienen en dicho lugar de donde vienen; para la que cuentan, con llevar hasta Teror desmontada la obra, con grúa incluida, para una parafernalia de locura y sin  que tenga que ver con lo que allí se celebra o hace, que es llevar los productos en una carreta, sin más.

Que no se trata, por tanto, de reproducir nada, sino que esos dineros gastados en maqueteros, diseñadores, carpinteros, grúas, tablas, pinturas, decoradores, etc., etc., los gasten en comida para los pobres, y no aprovechen un acto religioso, para otra cosa, como es hacer promoción y publicitarse ante los demás.


El Padre Báez.



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