jueves, 9 de diciembre de 2010

LAS CABRAS SUFREN ESTRÉS.


Sabido es, que antes, las cabras, pastaban sueltas, y eran felices, balaban, tomaban el sol, saltaban, andaban por los riscos, daban abundante, variada y sabrosa leche, al estar libres, rumiando…; pero… el Miedo Ambiente (el cabildo) mandó encerrarlas, y el aumento de temperatura en los corrales, hace que lo pobres animales, estén padeciendo nuevas patologías, o enfermedades, como es el estrés, por no poder desplazarse en busca de hierbas a sus gustos, y comer basura de piensos, que también las enferman.
El cambio de temperatura y hábito de comida, junto con la falta de sol, hacen que uno esté preocupado, porque el estrés, por el mucho calor de estar todas juntas, hace que aparezca como consecuencias del estrés, problemas en la piel de los pobres animalitos de Dios.
Otro de los factores que influyen en las enfermedades de las cabras, es que están bebiendo aguas desaladas, con contienen todavía cierta salinidad, y esto, las están matando, poco a poco, al repercutir en la salud de estos animales.
Las cabras, se desplazarían muy alegres y gustosas, por lomas y laderas, riscos y barrancos, montañas y terraplenes; buscarían agua en las fuentes, barrancos, arroyos, charcos, etc., pero no pueden abandonar sus hábitats, para volver a lo tradicional; serían multadas (¡vamos sus duelos!).
Y es que un mayor número de cabras, todas juntas, las atrofia; tienen el mismo alimento, compiten por él, y esto les causan múltiples problemas, y esto es el principio de un nuevo problema, y es que: al estar juntas, es más fácil la contaminación o infección, al transmitir unas a otras las enfermedades, con lo que las epidemias las amenaza. Es decir, la concentración de los animales, encerados, sin ver el sol, etc., hacen que aparezcan nuevas enfermedades.
Nuestra gran preocupación, debe ser la salud de los animales; Hay que investigar científicamente, y ofertar a la Universidad de las Palmas de Gran Canaria, se ocupen del tema; no se olvide, lo principal, es conservar la especie (caprina), y pueden estar amenazadas de muerte y desaparición.
Un servidor sabe, que el la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, se ocupan de las ballenas varadas y de los cetáceos muertos y zifios (¡p´ la leche que dan!); uno hasta respeta, que cada loco con su tema, pero yo -un servidor (¡perdón!)-, antes que a los delfines, estudiaría a las gallinas (¡al menos éstas, ponen huevos!); y antes que los mamíferos del mar, me preocuparía por los mamíferos de la tierra (¡a estos, los ordeñamos, y a los otros…!); porque ¡vamos, interesarse por delfines salvajes de Florida (EE.UU.), y no de las cabras de aquí, como que no me entra, no se, no se… raro, raro usted! Yo, seguiría a las cabras sueltas, asilvestradas, y compararía carne, leche, salud, procreación, etc., etc.
La tristeza, nostalgia, depresión de los delfines y demás fauna marina, me la trae floja; sin embargo, las pobres cabras encerradas en corrales, faltos de ventilación, luz, sol, etc., esto sí que me preocupa, porque de la salud de las cabras depende la nuestra; no es lo mismo la leche encerrada, que la leche suelta (de las cabras), ¡ni mucho menos!
Yo creo, que las cabras encerradas, nos pueden traer el un futuro muy cercano algún tipo de epidemia (¡ya lo veremos!).
No está bien concentrar a tantos animales juntos; pero aún peor modificar sus formas naturales de existir. Esto, lo pagaremos muy caro, porque nuevas enfermedades, por esta causa, vendrán sobre nosotros. De ahí, que nuestra mayor preocupación y ocupación debe ser el estudio de las cabras y su salud.
No me preocupa, nuestra Universidad estudie a los delfines de Florida; pero más me gustaría, estudiara a las cabras en las cumbres, sueltas, y las comparen con las enclaustradas, y cuáles son las consecuencias a largo y corto plazo.
Pienso, que siempre fue más fácil ordeñar a una cabra, que no a una ballena; también digo, que en ningún área comercial, he visto todavía, quesos de delfinas, de zifias, de ballenas, de  peces del mar.
Y dada la crisis, que se nos ha echado encima, y que no va a ser fácil sacudírnosla, bueno sería, un estudio universitario, animara a sacar las cabras al sol, a comer yerbita -de paso nos libra de los incendios- incrementan la leche, la leche es más rica, y las cabras más rollizas.
En fin, son ideas, que uno lanza, por si encuentran eco, entre catedráticos de patología animal, veterinarios, biólogos, ingenieros, etc., que investiguen a las cabras.

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