jueves, 23 de diciembre de 2010

(112): EL ÓXIDO PREOCUPA

 
    Así sucede en la capital y en otros lugares y son los ciudadanos y vecinos, los que exponen a la opinión pública, cómo esta o aquella escalera o barandilla está oxidada, y el tiempo que hace no las pintan. Las barandillas de los paseos y otros lugares están -dicen- la mayoría oxidadas; barandillas y otros objetos del mobiliario urbano, que llevan dos años o más sin ser limpiados. Y a ese estado de cosas lo llaman desidia municipal; añaden, que el óxido corroe lo señalado y más, por falta de mantenimiento.
 
    Que particulares, frente a sus establecimientos, los pintan para evitar la mala imagen que salpicaría a sus negocios. Herrumbre, que se aprecia en bancos, en vallas, barandillas, etc. A un servidor, le parece, que más allá de lo dicho, a él, le preocupa -también- lo que respecta a nuestros yacimientos arqueológicos, en cuanto al tema del óxido, y puesto que la misma prensa de vez en cuando se ocupa de Altamira (en lugar de nuestras propias cuevas), ya debieran tomar nota de allí, y como ellos: considerar "tesoros" nuestros yacimientos; que es lo "prioritario" a preservar; que se visite reproducciones y no el lugar; que hayan requisitos y garantías en las visitas para mantener estos bienes excepcionales en buen estado; que un grupo estudie el número de visitantes a un yacimiento, y si la presencia de los mismos perjudica la conservación del mismo; la situación de algunos yacimientos es delicada, por tanto se cierre a la visita; limitar el acceso disminuye la actividad microbacteriana; etc.
 
    Pues, aquí: se los consideran basureros; es lo último por atender; no se hacen réplicas; no hay normativa ni traba alguna para la visita indiscriminada y saqueadora; no importa se dañe el patrimonio; no importa algunos yacimientos estén desapareciendo; los visitantes dejan la marca de su paso (heces y otros objetos); y por parte del mismísimo Patrimonio, el visto bueno, para que se alfombre y se valle de planchas de hierros oxidantes y oxidentadores, manchen y estropeen el yacimiento, dejándolo irreconocible.
 
    Al Padre Báez, esto segundo le parece primero, y lamenta se pida por aquello, y no por esto.
 
    P.D.- Alguien me manda un correo, con el siguiente texto, que les adjunto:
 
Padre Baez, permitame hacer otra lectura del "caso acero corten". He sabido que algunos empresarios estan buscando al "comercial" que consiguió vender a los arquitectos primero y a los "arqueologos" después, la utilización masiva del ferrugiento elemento elevándolo a la categoría de pieza decorativa de gran valor. Me recuerda otros casos históricos de materiales obsoletos rechazados por la comunidad europea, que luego fueron usados masivamente en canarias. Si los empresarios que tienen stops que no pueden colocar localizaran al afortunado comercial, podrian vaciar sus almacenes de chatarra, a la vez podríamos explicarnos, desde la génesis el gran misterio de la planchas de acero "corten".

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