La zalea, o cuero de la
cabra...
... en cuna y cama. La misma que se ponía al sol según
llegara la mañana y se dejara el dormir atrás, para que orines u olores se
alejara del cuero que tanto abrigaba y daba calor, como protección y suavidad,
más allá del pelo y siempre que de un lado u otro se usara (que también de
ovejas).
Que fácil era obtenerla una vez el animal muerto o matado, se le sacaba
el cuero empujando entre el mismo y la carne sin vida del animal, que
desollándolo poco a poco y cortando los finales de las patas para proseguir y
sacar la preciada pieza, que con cañas terminadas en punta, se encañaba o se le
ponía tal urdimbre de cara a estirar la piel, que con abundante sal y raspado
consiguiente con cuchillo o piedra todo era desaparecerle la grasa, que
liberándola de la misma iba ganando en flexibilidad, y dejando al sol hacer su
oficio, y una y otra vez, hasta obtener un hermoso ejemplar de zalea, que en los
usos, fueron y son múltiples aunque últimamente cuales adornos y no abundan, no
así en el pasado cuando ni una sola piel no se dejaba de aprovechar para las
diversas y múltiples usos que tenía y que no vamos a repetir, para no cansar al
lector (que hasta pasaban por las casas comprando cueros de baifos, que una vez
sacrificados para el consumo, su cuero o piel se ponía al sol para su posterior
venta).
El Padre Báez, pasando por la manufactura de una pieza
insustituible y de usos múltiples -y tantas como cabras se tuviera-, como fue la
querida y recordada zalea de su infancia todavía en uso por entonces (años 50
del siglo pasado [nací en el 1947]).
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“... David,
jugaba con cabritos (baifos)...” (Eclesiástico 47, 2-13). / “... sus palabras son más suaves que el
aceite, pero son puñales... traidores y sanguinarios...”
(salmo 54). / “... escapa al monte, porque los malvados
tensan el arco, ajustan las saetas a la cuerda, para disparar... cuando
fallan...” (salmo 10).
/ “... ávidos de presa, como cachorro
agazapado en su escondrijo...” (salmo
16).
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Saben: el
viernes día 12, nos vemos en el Valle de Agaete, para tratar el tema de las
cabras que mata el cabildo: en la Asociación, y a las 20,30 ¡No faltes y te
acompañe alguien! Les espero.
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