En Inglaterra, ovejas; en el tabaibal,
perros...
“... bandas de saqueadores que los saqueaban... llegando
así a una situación desesperada... bandas de salteadores... la tiranía de sus
opresores...”
(del libro de los Jueces 2, 11-19)./ “...
Los pone en el resbaladero, los precipita en la ruina... ¿qué me importa la
tierra?...”
(del salmo 72)./ “...
aparta... todo sustento de pan... todo sustento... concejal... consejero...
jefes... en mi casa no hay pan... se desmorona... se derrumba... devastan viñas... trituran al
pueblo...”
(del profeta Isaías 3, 1-15)./ “... que brote hierba verde, y el campo dé
semillas y cosechas...” (del himno de Vísperas del lunes
IV).
... les sigo comentando -mis amigos- el contenido de la
revista ya citada “Country
Smallholding” en su defensa del sector primario a nivel pequeño o familiar;
y así , adentrándonos en su contenido, el encuentro de nuevo artículo ilustrado
con tres fotos con ovejas (la primera: la bucólica oveja con su cordero que
parece de algodón; la segunda: el granjero repartiéndoles paja a un pequeño
rebaño de cuatro ovejas; y la tercera: el
mismo, vacunándolas), en escenas más que normales y típicas de todo
pastor, ganadero, granjero u hombre del campo, con sus animales, de donde come y
con que trabaja.
Que al pasar la hoja te encuentras con la oveja que acaba de
parir dos corderos y lame al que aún está en el suelo envuelto en sangre y con
baba o todo lo que le acompaña al nacer, el otro (corderito), ya busca
instintivamente la teta del ubre, con el niño de 11 años que ayuda al recién
nacido. Y todo ello donde la ración sobra porque la tierra provee abundantemente
de la mejor alimentación para los animales -como para las personas-, con un
mínimo de intervención veterinaria. La hierba sobrante pasa a pasto, y el forraje así lo tiene todo el año, sin
necesidad de compuestos extraños y maléficos a la larga por no ser naturales. Lo
cual no quita, para que ante la “sexually
active” de machos, haya que recurrir a la “castration”; hermosa práctica campestre
ya olvidada, y ahora en manos de veterinarios. En el fondo se trata de volver a
lo que siempre se hizo, y se ha dejado de hacer. Y, ante la imposibilidad de
trasladar el contenido de tan densos como variados artículos, volvemos la mirada
a la publicidad, buena exponente de cuanto se enseña como complemento -carente
por estos lares tabaiberos y españoles-, donde se muestra a una joven que
acaricia a un caballo, con los “caballos mecánicos” de tractores en el fondo,
instrumentos indispensables para donde el terreno lo permita como ayuda moderna
e imprescindible al presente para el agricultor, allá donde esté o exista. De
nuevo otro artículo con la belleza inaudita del ternero junto a su madre vaca,
que mira a la cámara curioso, ante la indiferencia materna echada y rumiante, y
el tema de “the insemination”, bien
por la doble vía (la científica y la tradicional) y con la foto al natural del
pareo donde el toro hace su función engendradora con su semen, sin más, y así
mostrada en foto, con el resultado del becerrito o cría recién nacido, lamido
por su madre. Cabe que “... the vulva is wiped clean and the
insemination gun is inserted through the vulva into the cervix, with the hand
inside the rectum ensuring the cervix is open. Anthony fron Genus has 31 years of
experience...”. Fotos
que hablan de por sí, más y mejor que el texto, sobre la vida animal o ganadería
pequeña o familiar, donde predomina la juventud, que ya imitáramos por estas
tierras llenas de tabaibas, sin otra posibilidad...
El Padre Báez.
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108. No puede pensarse
que sea posible sostener otro paradigma cultural y servirse de la técnica como
de un mero instrumento, porque hoy el paradigma tecnocrático se ha vuelto tan
dominante que es muy difícil prescindir de sus recursos, y más difícil todavía
es utilizarlos sin ser dominados por su lógica. Se volvió contracultural elegir un estilo
de vida con objetivos que puedan ser al menos en parte independientes de la
técnica, de sus costos y de su poder globalizador y masificador. De hecho,
la técnica tiene una inclinación a
buscar que nada quede fuera de su férrea lógica, y «el hombre que posee la
técnica sabe que, en el fondo, esta no se dirige ni a la utilidad ni al
bienestar, sino al dominio; el dominio, en el sentido más extremo de la
palabra»[87]. Por eso «intenta controlar tanto los
elementos de la naturaleza como los de la existencia humana»[88]. La
capacidad de decisión, la libertad más genuina y el espacio para la creatividad
alternativa de los individuos se ven reducidos.
109. El paradigma tecnocrático también tiende
a ejercer su dominio sobre la economía y la política. La economía asume todo desarrollo
tecnológico en función del rédito, sin prestar atención a eventuales
consecuencias negativas para el ser humano. Las finanzas ahogan a la
economía real. No se aprendieron las lecciones de la crisis financiera mundial y
con mucha lentitud se aprenden las
lecciones del deterioro ambiental. En algunos círculos se sostiene que la
economía actual y la tecnología resolverán todos los problemas ambientales, del
mismo modo que se afirma, con lenguajes
no académicos, que los problemas del hambre y la miseria en el mundo simplemente
se resolverán con el crecimiento del mercado. No es una cuestión de teorías
económicas, que quizás nadie se atreve hoy a defender, sino de su instalación en
el desarrollo fáctico de la economía. Quienes no lo afirman con palabras lo
sostienen con los hechos, cuando no parece preocuparles una
justa dimensión de la producción, una mejor distribución de la riqueza, un
cuidado responsable del ambiente o los derechos de las generaciones futuras. Con
sus comportamientos expresan que el objetivo de maximizar los beneficios es
suficiente. Pero el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano
integral y la inclusión social[89]. Mientras tanto, tenemos un «superdesarrollo derrochador y
consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de
miseria deshumanizadora»[90], y no
se elaboran con suficiente celeridad instituciones económicas y cauces sociales
que permitan a los más pobres acceder de manera regular a los recursos
básicos. No se termina de advertir cuáles son las raíces más profundas de
los actuales desajustes, que tienen que ver con la orientación, los fines, el
sentido y el contexto social del crecimiento tecnológico y
económico. (Francisco, en su encíclica Laudato
si).
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