Aquí tabaibas; en Inglaterra, la
tierra...
“...
regresa, desde el sueño el hombre su
memoria, acude a su trabajo,
madruga a sus dolores; le confías la tierra, y a la tarde la
encuentras rica
de pan y amarga de sudores...” (del himno de Laudes
del Domingo
IV).
“... las casas
sin vecinos, los campos desolados... y crecerá el
abandono...” (del Profeta Isaías
6,
1-13).
“... los hombres
han perdido su sabor y están corrompidos... han perdido el
sabor...” (de las homilías de san Juan Crisóstomo, obispo, sobre el evangelios
de san Mateo).
... es para la ganadería y la agricultura. Como saben,
vengo comentando el contenido de la revista inglesa -en inglés, sin traducción-
“Country Smallholding”, que defiende
la vuelta al campo, pero en pequeños huertos o huertos familiares, como siempre
fue; y así -como en toda revista-, la típica publicidad, donde entre otras -que
comentaré- aparece el rebaño de ovejas, con los carricoches o remolques para su
traslado.
Ya el artículo sobre la carne, producto de animales alimentados con la
vegetación propia en lugar de una alimentación artificial y química, como la que
muestra la foto a los cerdos hozando hierbas, y no piensos u otros compuestos, y
lo mismo con otros animales cuyas carnes, de procedencia vegetariana como es el
caso de los pavos mostrados también en fotos y en bolsas sus carnes (de
diferentes animales). Y acerca de su tratamiento, hasta según su edad. Vuelve la
publicidad, y en ella las repetidas -aunque diferentes fotos de- jovencitas
sonrientes, abrazando a patitos, cochinitos o corderitos, y vuelta sobre la
carne del cochino -ese que no faltaba en ninguna casa del campo 50 años atrás,
entre nosotros, pues con él se cocinaba todo el año, y más allá del tocino, las
morcillas, los chicharrones, etc., ¡y hasta el balón soplando no sé qué tripa!,
con el recordatorio que desde la jeta al rabo -del cochino- todo se
aprovecha(ba), si bien hay que tener la precaución por la “for trichinella”, con la consecuente
trasmisión “infected charcuterie
products”, con los consiguientes efectos: “abdominal pain and diarrhoea, bat also
fever, muscle pain, headaches, meningitis, pneumonia...” de ahí la necesaria
administración de “veterinary
products”, para su control. Pero, en definitivas, volver a la crianza del
cerdo y otros animales en y/el campo, para el consumo de la familia, con la
debida repercusión de una vida sana, alejada de la farmacia, sin medicinas, al
desaparecer grasas y otros males propios de una alimentación alejada de lo
natural. La alternativa está en volver al campo, a la tierra, a la ganadería y a
la agricultura de pequeña explotación “waiting for the momento”, y “It is a time of year full of
anticipation”.
El Padre Báez.
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II. Globalización del
paradigma tecnocrático
106. El problema
fundamental es otro más profundo todavía: el modo como la humanidad de hecho ha
asumido la tecnología y su desarrollo junto con un paradigma homogéneo y
unidimensional. En él se destaca un concepto del sujeto que
progresivamente, en el proceso lógico-racional, abarca y así posee el objeto que
se halla afuera. Ese sujeto se despliega en el establecimiento del método
científico con su experimentación, que ya es explícitamente técnica de posesión,
dominio y transformación. Es como si el sujeto se hallara frente a lo informe
totalmente disponible para su manipulación. La intervención humana en la
naturaleza siempre ha acontecido, pero durante mucho tiempo tuvo la
característica de acompañar, de plegarse a las posibilidades que ofrecen las
cosas mismas. Se trataba de recibir lo que la realidad natural de suyo permite,
como tendiendo la mano. En cambio ahora lo que interesa es extraer todo lo
posible de las cosas por la imposición de la mano humana, que tiende a ignorar u
olvidar la realidad misma de lo que tiene delante. Por eso, el ser humano y las
cosas han dejado de tenderse amigablemente la mano para pasar a estar
enfrentados. De aquí se pasa fácilmente a la idea de un crecimiento infinito o
ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas, financistas y tecnólogos.
Supone la mentira de la disponibilidad infinita de los bienes del planeta, que
lleva a «estrujarlo» hasta el límite y más allá del límite. Es el presupuesto
falso de que «existe una cantidad
ilimitada de energía y de recursos utilizables, que su regeneración inmediata es
posible y que los efectos negativos de las manipulaciones de la naturaleza
pueden ser fácilmente absorbidos»[86].
107. Podemos decir entonces que, en el origen
de muchas dificultades del mundo actual, está ante todo la tendencia, no siempre
consciente, a constituir la metodología y los objetivos de la tecnociencia en un
paradigma de comprensión que condiciona la vida de las personas y el
funcionamiento de la sociedad. Los efectos de la aplicación de este molde a toda
la realidad, humana y social, se
constatan en la degradación del ambiente, pero este es solamente un signo del
reduccionismo que afecta a la vida humana y a la sociedad en todas sus
dimensiones. Hay que reconocer que los objetos producto de la técnica no son
neutros, porque crean un entramado que termina condicionando los estilos de vida y
orientan las posibilidades sociales en la línea de los intereses de determinados
grupos de poder. Ciertas elecciones, que parecen puramente instrumentales,
en realidad son elecciones acerca de la vida social que se quiere
desarrollar. (de Laudato si, la encíclica de
Francisco).
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