lunes, 25 de agosto de 2014

sandez

Memez tabaibera…
 
“… lo que uno siembre, eso cosechará…” (Ga6, 7b-8).
 
“… acabaré con toda la superficie de la tierra…  acosaré a los hombres, para que andéis ciegos…” (del profeta Sofonías  1, 1-7. 14-2,3).
 
“… lo que se había sembrado débil…” (de la Constitución pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano segundo).
 
… es: no desarrollar una agricultura, que nos alimente. Ya no se cultiva teniendo en cuenta el tiempo. Le han cogido el tranquillo a la importación, que cuanto comemos (todo), es producto de la importación. ¡Lamentable en varios y distintos sentidos (económicos, sanidad, cultura, etc.)! Y así, compramos millones de toneladas de lo que podemos producir, sin más. Cada vez, se importa más y más productos para alimentarnos o comer. Solo exportamos animales muertos. Nos gastamos hasta lo que no tenemos en importaciones, y así gastamos hasta arruinarnos y no poder comprar, y tener que comprarlo todo. Y encima, todo sube y sube y no deja de subir. Y ni siquiera producimos trigo para el pan, ni millo para el gofio; materias primas, que vienen de fuera, de lejos, caro y malo (que repercute en la salud [además del bolsillo]). Todo lo que comemos, es importado. Aquí, solo cultivamos tabaibas -¡ni eso, porque se expanden y multiplican solas!-. Y todo se les va a los del gremio político en pedir y ofertar ayudas (¡pero ya se sabe lo que hacen con las ayudas!). Se ayudan a sí mismos, sin llegar nada al pueblo. Todo lo que antecede, ha propiciado el éxodo a las grandes poblaciones o capital, dejando el medio rural en manos (mejor en los pies), de los del miedo y el sepro, que vigilan a los cuatro que se resisten, sin usar la violencia (los que se resisten; los otros, sí). Ya solo queda en los campos, el resto, un resto insignificante, enfermo y mayor. Y es que ya, ni los extranjeros (o emigrantes) se ocupan de nuestra agricultura, es que -sencillamente- no tenemos, ni hay agricultura, sino tabaibales, babaibilización (o tabaibobilización) total. Y, ¡ni se cultiva ya para la subsistencia! Antes, exportábamos de todo y a todos; ahora, lo importamos todo-todo. Podemos afirmar sin más, que la agricultura como base de la alimentación, ha sido totalmente desaparecida. Marginalmente, queda un residuo minúsculo e insignificante. Fruto de nuestra democracia (a Franco lo llamaban Paco Rana, por los pantanos y presas que de continuo inauguraba (ahora también, ¡no te digo!). Cuando como mínimo, debemos ser autosuficientes, pero, ¡quiá! Eso sí, no faltan ayudas al sector, que bien sabemos a qué bolsillos (o Bancos), van a parar; pero, no en beneficio al que aún sigue apegado y pegado al terreno. Si no importamos lo que comemos, nos moriríamos de hambre, pero esto, también nos mata (aunque no los cuenten)…
 
El Padre Báez.
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Bueno, ¡la idea va cundiendo!:
 
“… yo, como usted Padre Báez, veo la cosa muy oscura… de lo que dice o diga el Gobierno, no hay que creerle absolutamente nada, nunca han dicho una sola verdad. Dese cuenta el dinero sale de la tierra (agricultura y ganadería), y de esto no tenemos casi nada, o nada como usted bien dice y nos lo recuerda…” J. A. V.
 

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