Las tabaibas nos llevan…
“… los que plantan cosecharán…”
(Jeremías, 31, 1-7).
“… pastor a su rebaño…”
(Jeremías, 31, 10-13).
“… al pasto… los animales…”
(del himno de Laudes del jueves II).
“… ojalá me escuchase mi
pueblo…” (salmo 8).
“… que los montes traigan paz…
que haya trigo abundante en los campos… y broten las espigas como hierba del
campo…” (salmo 71 [el salmo que cita
a las Islas Canarias, mil años antes de Cristo]).
“… multiplica… renuevos de
olivos…” (de las preces de las Vísperas del
jueves II).
“… que se avergüencen los
insolentes del daño que… hacen…” (salmo 118).
… a un estado permanente similar al de huelga de hambre, y peor cuando
en ello, nadie remedia la situación, sino que todo va a peor y a más. Y cuando
digo nadie, salvo los que están por la labor de considerar positivos mis
comentarios -amables lectores de mis correos, Facebook y blog-, pero sin más
trascendencia que estar informados de la peor plaga que jamás hayamos padecido.
Todavía el tema no ha saltado a ninguna página de ningún medio (excepción de
Paco Martel, en su Minuto dominical en La Provincia, en más de una ocasión). Se
trata, de un enfrentamiento de una consejería con sus ejércitos contra la gente
sencilla y trabajadora del campo, a las que se les impiden ejercer de
campesinos y se les prohíbe pisar o tocar el campo o medio de vida propio, ya
sea con ganadería o la simple y sabia
agricultura. El hecho
tabaibero es tan grave, que va dejando un rastro de muertos y de enfermos
incontables ya. Gente herida física y psicológicamente con el miedo en el
cuerpo, traumatizados para el resto de sus vidas. Pues, eran trabajadores, y se
les fuerzan al paro (¡y al hambre!). Por eso, muchos abandonan (justo lo que
pretenden y consiguen estos malandrines [por no usar una expresión más fuerte y
mal sonante]). Conmoción no la hubo nunca antes mayor en nuestra Historia.
Problema al que no dan solución. Solo incrementa la persecución y las multas.
Justo donde antes se producía de todo. Ahora, solo violencia (la violencia sin
violencia, es violencia). El campo, como si en huelga permanente estuviera,
todo parado. Se vive en tensión. Los hay que quieren volver, pero no pueden, no
les dan permiso, los multan. Cada vez más, los hay más desfavorecidos, y los
que más, los ancianos, que enferman al cortarles el paso a sus propios
terrenos. El campo vive en permanente
estado de ataque, sin defenderse, y sin poder hacerlo, por el mucho miedo o
pánico que padece. Todo está prohibido, todo es amenazas, sin más. Nadie
denuncia la situación campesina, como si nada sucediera o pasara; todos
-¡todos!- callan (menos un servidor). Se viven situaciones injustas, sin más.
Abusos. Prepotencia (gafas negras, sin dar a ver el rostro, misteriosamente
oculto el agente…). Se vive el terror. Se incrementan los que vienen a las
Parroquias (a pedir comida). Esta situación ya se ha cobrado varias vidas
(imposibles contarlas, porque prohíben su información), nunca atiende en sus
peticiones a ningún campesino después de un rosario de idas y vueltas para una
flagrante negativa, todo esto está afectando gravemente a la población…
El Padre Báez.
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Obviamente omito su nombre, pero esto es lo que me dice y lo comparto
con ustedes:
“¡Mucho ánimo Cura!, estoy pensando reunir 20 artistas y hacer una exposición
colectiva para apoyarle. Estaré en las Palmas en octubre, para pasar el
invierno y estar con María, en un principio tenemos una sala de arte, ya le
contaré.
Le quiero, mucho ánimo y un abrazo…”.
Le quiero, mucho ánimo y un abrazo…”.
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Como ven mis amigos, no
faltan ideas a llevar a cabo o a poner en marcha, ahí va otra entre otras
tantas:
“…oye, me gustó el
tabaibero de hoy que te salió bordado. Sácale humor y pon un día que van a
montar un puesto en el mercado para vender la leche tabaibal para beneficio del
cabildo en la isla…”
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